5 de diciembre de 2009


Al caer la nieve

Alfredo Zayas


Cuando la nieve en copo descendía
tendiendo en la ladera su albo manto,
sentí que el corazón se me oprimía
y que brotaba a mi pupila el llanto.

Hijo de tierra que, en verdor eterno,
con torrentes de luz el sol inunda,
el pálido fantasma del invierno
vierte en mi seno postración profunda.

Yo no puedo vivir en donde el hielo
aprisiona el arroyo en sus cristales,
y el plúmbeo tinte del nublado cielo
no traspasa los rayos siderales.

Yo no puedo vivir, ni encuentra el alma
encanto alguno a la natura hermosa,
sin oír el murmullo de la palma
y el amante plañir de la tojosa.

Sin contemplar nadando en la cañada,
cual góndolas ligeras, los huyuyos;
y en la noche la ceiba salpicada
de estrellas fulgurantes, de cocuyos.

¡Cuándo a ver tornaré, de gozo lleno,
el arco verde que en la azul llanura,
del Anahuac en el profundo seno
traza de Cuba la gentil figura!

Virgen que duerme en lecho de zafiros,
en su túnica envuelta de esmeraldas,
y la arrullan las brisas con suspiros,
y juegan las espumas en sus faldas.

Tierra cubana con estrecho abrazo
guarda el polvo mortal de mis mayores,
dormidos de la madre en el regazo
bajo el fresco follaje de sus flores.

Cielo cubano contemplé en mi cuna,
el mismo que mis hijos contemplaron,
y a amar la patria sobre cosa alguna
los paternales labios me enseñaron.

¡Cómo no he de anhelar en la honda entraña
del suelo amado reposar un día,
sin que cave mi fosa mano extraña
ni cubra mi sepulcro nieve fría!

Triste presentimiento que me asalta
y en nostálgico mar me precipita…
¡Toda esperanza al corazón le falta
y en convulso horror mi ser agita!

Se me antoja pensar que en invernales
noches, la nieve, con helados besos,
empapará los lienzos funerales,
y en su sepulcro gemirán mis huesos.

Quiero morir oyendo del solibio
el alegre piar en la yagruma,
y sintiendo en la frente el rayo tibio
del sol que rasga matutina bruma.

En la margen florida de Almendares,
que nunca agosta el aterido invierno,
al inefable son de los palmares…
¡allí anhelo dormir mi sueño eterno!

Allí dormir… dormir hasta el instante
en que irradie en el cielo el primer lampo
del sol de libertad que fulgurante
seque la sangre que matiza el campo.

Puedan entonces en el mármol yerto
golpear mis hijos con tremantes manos
y clamar, cual si oyera el padre nuestro:
"¡Ya es libre Cuba, y libres tus hermanos!"

No podrá ser que el padre les responda,
pero acaso, de gozo enardecidos,
en lo profundo de la cripta honda
se agitarán mis huesos carcomidos.

El pálido fantasma del invierno
tiende implacable su nevado manto…
¡Yo evoco a Cuba, ante ella me postrerno
y dejo corra silencioso el llanto!

Alfredo Zayas,
Cárcel Modelo de Madrid, noviembre de 1896.

Alfredo Zayas fue luego Presidente Constitucional de la República de Cuba (1921-1925)
Foto: Primera Nieve del otoño 2009, hoy, Rockville MD, adg
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1 comentario:

  1. El poema "Al caer la nieve" de Alfredo Zayas, es uno de los poemas más bonitos que he leído.
    ¡Qué melodía, que fluye tan naturalmente! ¡Que descipción tan linda de nuestra Cuba, de su clima, de sus días claros, del sol refulgente de nuestra patria, de su cielo y de su mar!
    Me ha encantado. No la conocía.
    Martha Pardiño

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