Carlos
Alberto Montaner
Los 33
presidentes y dignatarios que visitaron La Habana se quedaron maravillados.
Ninguno sabía cómo, aunque fuera muy precariamente, con los edificios en ruina
y al filo de la catástrofe, Cuba conseguía sostenerse. Acaso con la excepción
de Nicolás Maduro, que tiene dotes de vidente y un diálogo permanente con los
pájaros, lo que lo mantiene plenamente informado.
Ninguno
ignoraba que la bicentenaria industria azucarera había sido liquidada y
desguazada por la incapacidad feroz de la dirigencia. Todos conocían que las
marcas de tabaco y rones fueron vendidas a multinacionales europeas hace mucho
tiempo. Era evidente que la flota pesquera no existía desde los años noventa.
No obstante, la Isla, a trancas y barrancas, importaba el 80% de todos los
insumos que esa sociedad necesita, incluidos los alimentos, la medicina y una parte
sustancial de la energía.
¿Cómo
lo hacía? ¿Dónde estaba el truco? ¿De dónde sacaba la plata?
Se lo
escuché por primera vez a un diplomático europeo que había vivido en Cuba.
Luego se ha popularizado. El modelo creado por los Castro es el Estado proxeneta.
El proxenetismo es una conducta delictiva que consiste en obtener beneficios de
otra persona a la que se obliga a trabajar mediante coacciones o el suministro
de protección. Generalmente se aplica a la prostitución, pero no solo a ella.
Familiarmente también se le conoce como "chulería".
Es una
denominación incómoda, pero ajustada a la realidad que circula en voz baja
entre los cubanos de la Isla. El Gobierno se ha especializado en la extorsión
de sus propios ciudadanos o de los aliados a los que les brinda servicios de
espionaje y control social, sus dos únicas especialidades o "ventajas
comparativas", como suelen decir en la jerga económica. Cincuenta y cinco
años después de implantada la dictadura, casi todas las fuentes significativas
de ingreso que sostienen al país provienen de oscuros negocios realizados en el
exterior.
- El subsidio venezolano: Calculado en 13.000 millones de dólares anuales por el profesor Carmelo Mesa-Lago, decano de los economistas cubanos en esta materia. Eso incluye más de 100.000 barriles diarios de petróleo, de los cuales la mitad se reexportan y venden en España. Otros 30.000 parece que van a Petro Caribe y da origen a una doble corrupción de apoyo político y enriquecimiento ilícito. La fuente pública de esta información es el experto Pedro Mantellini, uno de los grandes conocedores del tema petrolero venezolano. Lo explicó en Miami en el programa de María Elvira Salazar en CNN Latino. Caracas compra influencia internacional a base de petróleo, pero comparte con sus cómplices cubanos la gestión de esas dádivas. Cuba, al fin y al cabo, es la metrópolis.
- La trata de médicos y personal sanitario: Alcanza la cifra de 7.500 millones de dólares anuales. La especialista María Werlau, directora de Cuba Archive, ha descrito la actividad en The Miami Herald. El Gobierno cubano alquila y cobra por el arrendamiento de sus profesionales de la salud. Les confisca a sus "protegidos" el 95% de los salarios. Angola paga hasta 60.000 dólares anuales por cada facultativo. Ni siquiera la ayuda a Haití se escapa de este esquema de solidaridad tarifada. Los servicios prestados en el devastado país se lo abonan a buen precio a La Habana los organismos internacionales. Brasil, que paga por muchos servicios, es el último gran socio de Cuba en esta oscura actividad del proxenetismo sanitario internacional. Dilma no quiere tanto beneficiar a sus pobres, como a sus amigos cubanos. Raúl, además, tiene un gran dominio del oficio. Es una práctica conocida por los negreros cubanos desde el siglo XIX. Mientras duró la esclavitud (hasta 1886) los amos solían arrendar a sus esclavos cuando no los necesitaban. La zona más rentable del negocio de "alquilar negros" eran las pobres muchachas que entregaban a los burdeles. Sus amos cobraban por los servicios que ellas prestaban. Eran empresarios-proxenetas. Ahora, simplemente, se trata de un estado-proxeneta.
- Otros alquileres, otros negocios: Pero ahí no termina la explotación. El Gobierno cubano les arrienda otros profesionales a empresas privadas. Los antiguos griegos se referían a los esclavos como "herramientas parlantes". No creo que Raúl conozca a los clásicos, pero entiende perfectamente el significado último de la expresión. Hay universidades latinoamericanas o de habla portuguesa que contratan con el Gobierno cubano los servicios de buenos profesores de matemáticas o física a precios de saldo. Hay salas de fiesta y cabarets que contratan músicos o teatros que se sirven de los bailarines cubanos, incluido el magnífico ballet de Alicia Alonso. Existen compañías europeas y latinoamericanas que explotan a técnicos en informática procedentes de la Isla. El régimen de los Castro sabe que un cubano bien instruido es totalmente improductivo dentro de Cuba, dado el demencial sistema económico de la Isla, pero es una fuente potencial de riqueza una vez colocado en el exterior. Objetivamente, ese Gobierno es una gigantesca e implacable empresa de subcontratación laboral que viola todas las reglas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). De eso y para eso vive.
- Las remesas de los exiliados: Emilio Morales, el gran conocedor del tema, escapado de Cuba hace relativamente poco tiempo, sitúa esa fuente de ingresos (2012) en algo más de 5.000 millones de dólares. La mitad, grosso modo, es remitida en efectivo y el resto en mercancías. Crece al ritmo del 13% anual. Cada vez que escapa un balsero, el régimen, de dientes afuera, gime por la fuga, pero sabe que, al cabo de un tiempo, fluyen los dólares hacia la necesitada familia dejaba en la Isla. En Cuba, aunque fuera con mendrugos, había que alimentarlo. Una vez en el exilio, es una fuente gratis y constante de recursos.
De ahí
sale el dinero para pagar por las importaciones. ¿Hasta cuándo podrá Raúl
Castro sostener a una sociedad casi totalmente improductiva mediante
actividades que rondan o incurren directamente en el delito? No se sabe.
Los proxenetas suelen tener larga vida. Hay mucha gente que se sirve de su
intermediación para acceder a diversas formas de placer, incluido el disfrute
del poder.
Reproducido de diariodecuba.com
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