Zahara
Paloma San
Basilio
en su blog Ciento volando
Ha
volado mucho y muy alto. Se ha posado sobre los escenarios de todo el mundo. La
han aplaudido a rabiar. Se sienta ahora en el patio de butacas y se convierte
en espectadora del mundo. Y aquí está para contarlo. Y habla de su mascota con la misma
ternura de Juan Ramón Jiménez cuando describía a Platero.
Zahara no tiene ningún master y no
habla idiomas. Sus modales dejan mucho que desear. Se relame cuando come, sorbe
cuando bebe y duerme en cualquier sitio mullido con una facilidad pasmosa. Le
encanta estar con gente, es tremendamente sociable aunque, a veces, si alguien
no le gusta, puede desarrollar un mal genio capaz de asustar al dudoso amigo.
Es de padre y madre desconocidos. Como consecuencia de su incierto y bastardo
pasado, no posee una especial belleza. Tal vez su mirada desprende un cierto
encanto capaz de enganchar a quien, a priori, no repararía en su presencia. No
es ni muy grande ni muy pequeña, tamaño normal y cómodo para viajar y
acurrucarse en cualquier parte.
Lo que más le gusta es correr en
libertad, como a mí, ya sea por la playa que lleva su nombre y de dónde viene o
por los montes y bosques del norte. Lo importante es que tú estés con ella, que
le des mimos y le hables en un tono dulce y cariñoso.
Comer, come bastante, y si le das un
poco de jamón o queso se vuelve loca. En cuanto te descuidas, se zampa la
comida de los otros. Son secuelas de su vida salvaje, cuando andaba sola y
perdida y tenía que alimentarse de lo que buenamente le daban o encontraba. A
pesar de su origen y su falta de educación, tiene una enorme dignidad. Sabe lo
que quiere y con quién quiere estar, y no permite que nadie la humille o
maltrate.
La primera vez que la vi me llamó la
atención su forma de andar orgullosa y alegre, sin hacer caso de los que
intentaban jugar con ella o gastarle bromas pesadas. Pasa mucho que algunos
confunden el hecho de no pertenecer a nadie con el hecho de ser presa fácil y
domable. Nada más lejos de la realidad.
Por eso la quiero: por libre, por
leal, por digna, por cariñosa, por ser tan lista y sobrevivir a la desgracia de
que te traigan al mundo sin querer. También por eso creo que es una suerte
tener a alguien como ella a mi lado, haber conseguido que con paciencia y
cariño decidiese, cuando la encontré abandonada, cambiar su libertad por estar
conmigo. Por eso aprendo de ella todos los días lo que muchos de mis congéneres
no saben, ni pueden, enseñarme. Por eso Zahara, mi perra, se merece que hoy le
dedique este artículo. Aunque no sepa leerlo, seguro que lo entiende.
ABC.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario