21 de abril de 2013

EL DOMINGO DEL BUEN PASTOR




El domingo del Buen Pastor

 …en aquel tiempo, dijo Jesús:
«Mis ovejas escuchan mi voz,
y yo las conozco y ellas me siguen,
y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre
y nadie las arrebatará de mi mano».
Juan 10, 27-30
 
Cuando más te necesito, Señor, te asomas,
despertándome de mi letargo cristiano.
Eres cayado en el que me apoyo para sujetarme,
nunca caer y siempre levantarme.
Cuando veo que mi nombre se pierde en el abismo,
suena tu voz clara y nítida: ¡Amigo!

Y, compruebo una y otra vez,
que eres Pastor
que guarda mis pensamientos en el día
y hasta vela mis sueños entrada la noche.

Conoces mi vida como nadie
y, a pesar de estar tan llena de briznas,
la pones sobre tus hombros
para una y otra vez
redimirla de sus faltas y dolencias.

Si debilitado por mis esfuerzos
pienso en el abandono,
me elevas sobre tus hombros,
me cubres con tus brazos,
y me rodeas con tus Palabras de liberación.

Si paralizado por mis errores miro al fracaso,
susurras palabras de consuelo a mis oídos:
¡Yo estaré contigo todos los días!
Y es que, Tú, Señor,
como Pastor que conoces mis atajos y mis dudas,
te presentas cuando más te necesito.

Si añorando poder y riquezas
dirijo mis ojos hacia el escaparate del mundo,
me llevas ante el tesoro de tu amor.
Y es que, Tú, Señor,
como Pastor no quieres que esta débil oveja
se pierda y vaya lejos de tu rebaño.

Por eso y por tantas cosas, Señor,
te doy gracias, bendigo tu nombre,
avanzo en tus sendas, proclamo tu Palabra,
y, hoy como ayer, te digo:
tú eres el Buen Pastor
que apareces siempre cuando más te necesito

Javier Leoz, betania.es

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