24 de mayo de 2012

PLEGARIA DEL PEREGRINO ABSURDO

 
Plegaria del peregrino absurdo


Hilarión Cabrisas

Madre india, madre mía, madre cubana y prieta:
ahora que hago un alto breve en mi vida inquieta
para llegar a tu altar,
escucha, madre mía, la confesión secreta
de un niño grande y loco, romántico y poeta,
que su dolor te va a rezar.

Yo no quise decirlo a nadie, madre mía;
yo no quise decirlo, porque muy bien sabía
que nadie puede comprender
lo que en la cripta oscura de mi alma en agonía
-un cáncer es mi pena que sangra noche y día
y rezuma mi hondo padecer.

Pero aquí, sin testigos, en estas soledades,
saltan a flor de labio mis ínitmas saudades
y van sinceras hacia ti.
Acógeme, mi prieta Virgencita del Cobre:
¡Tú sí puedes mirarme cansado, triste y pobre
y comprender lo que hay en mí!

Hoy que está jubilosa y alegre la mañana
y la lengua de bronce de una alegre campana
canta tu triunfo bajo el sol,
yo vestiré mis penas de gala para verte,
y no teniendo otro tesoro que ofrecerte
te traigo un cuento de Guiñol.

¡Ese cuento es mi vida!
No soy como los otros se figuran.
Mis ansias, como salvajes potros se desbocaron y caí,
y se ha enlodado el cuerpo,
sin enlodarse el alma, y me he purificado,
porque bebí con calma todo el veneno que bebí.

Nadie sabe que sufro.
Nadie sabe que tengo el alma hecha girones,
porque siempre mantengo, ante la estulta humanidad,
una sonrisa triste, pero sonrisa al cabo.
De ser estoico y hermético me alabo
¡Si ellos supieran la verdad!

No he de poner mis penas, en pública almoneda.
Una coraza férrea -mi orgullo- a todos veda
la entrada de mi oculto dolor
avaro de mi hondo sentimiento.
Y a nadie, madre mía, a nadie le consiento
¡una piedad falta de amor!

Por eso, madre mía, vengo hasta la montaña
a contarte mis penas, a mostrarte mi entraña
encallecida de sufrir.
¡Pero que nadie sepa lo que yo te he contado,
y no conozca nunca que contigo he llorado
la inmensa angustia de vivir!

Y cuando esté muy lejos de ti, madre querida,
cuando buscando un bálsamo a mi enconada herida
entre los dos se extienda el mar,
acuérdate del raro y absurdo peregrino
que lloró aquí en tu templo, que siguió su camino,
¡y que después, mas nunca, mas nunca, nadie ha visto llorar! 

Hilarión Cabrisas Madero nació en matanzas el 9 de mayo de 1853 y murió en La Habana el 9 de abril de 1939. Cursó sus primeros estudios en Barcelona y regresó a Matanzas para sus estudios secundarios. Se inició en el periodismo en "La Nueva Aurora" de Matanzas y poco después pasó a "La Correspondencia", de Cienfuegos. Luego a "El Día" y al "Heraldo de Cuba", periódicos donde dejó sus mejores trabajos de cronista. 

Poeta de singulares aciertos, bohemio apasionado, fue uno de los últimos representantes del romanticismo en Cuba. Había mucho de amargura en su fondo, sedimentos de un espíritu desolado. "Tenía el espíritu de niño y el corazón de hermano", de aquel que ha vivido "a empujores".

Entre otros numerosos poemas, fue autor de "La lágrima infinita", "Soneto a Maceo", y "Silvas al Niágara".  La "Plegaria del peregrino absurdo" fue publicada en 1932 en su libro "Breviario de mi vida inútil".  

1 comentario:

  1. Anónimo8/09/2013

    Hilarion Cabrisas es unos de los poetas "Duros", ya que su prosa era mas a fondo en el describimiento de las pasiones humans que alguien como Jose Angel Buesa, que escribia bonito pero muy leve, en mi opinion. Gracias por publicar este sentido poema.

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