La Fuente
de las Mujeres
(La
source des femmes)
Año: 2011
Coproducción: Bélgica-Francia-Italia
Premios: 2011: Premios Cesar: Nom. Mejor Actriz
2011: Festival de Cannes: Sección oficial a
concurso.
Género: Drama, comedia dramática.
Intérpretes: Hafsia Herzi, Leila BeKhti...
Sinopsis: En un pequeño pueblo de Oriente Medio, la
tradición exige que las mujeres vayan a buscar agua, bajo un sol ardiente, a la
fuente que nace en lo alto de una montaña. Leila, una joven casada, propone a
las demás mujeres una huelga de sexo: no mantendrán relaciones sexuales hasta
que los hombres colaboren con ellas en el transporte del agua hasta la aldea. (FILMAFFINITY).
El comentario de Gustavo
Monteros:
La fuente de las mujeres de Radu Mihaileanu podría definirse como una
reformulación de la vieja y querida Lisistrata
en versión fábula ambientada en algún lugar de la península árabe. Como en la
obra de Aristófanes, una huelga sexual motoriza el relato.
Si en Lisistratalas mujeres no volverán a
cumplir con sus deberes maritales hasta que no acaben la guerra, aquí no volverán
a consentir tener relaciones hasta que no consigan los hombres que el agua
llegue al pueblo o vayan ellos a buscarla a la montaña. Por una antigua
tradición son las mujeres las que deben proveer el agua, trepar las pedregosas
laderas y bajar cargadas con los pesados baldes. La tradición, según se cuenta,
nació en épocas en que los hombres protegían las casas de ataques de pueblos
vecinos. Ya no hay guerra ni trabajo, los hombres se pasan el día en el bar y
las mujeres siguen cargando el agua como mulas. Pero la pesadez de la carga y
las caídas las hacen perder embarazos o las hacen parir niños muertos. Eso será
la gota que derramará no el vaso sino el balde en este caso.
Al cine de Mihaileanu (El tren de la vida, Ser digno de ser, El
concierto) le cabe lo que se decía del cine de Claude Lelouch cuando yo era
chico: los personajes y las situaciones son tan atractivos, vitales y
seductores que se le perdona todo lo demás. En el caso de Mihaileanu serían las
simplificaciones, los maniqueísmos, la ausencia de todo rigor y el atrevimiento
de meterse con temas riesgosos y tratarlos con la levedad de los cuentos de
hadas.
Sin embargo, uno se
enamora de sus personajes. Y ya se sabe el amor es demasiado difícil y azaroso
como para buscarle defectos cuando se da tan así de espontáneo y abarcador.
Juro que intento hacer acopio de cuanto cinismo he aprendido y no caer en sus
trampas, algunas grandes como un océano de tan obvias, pero hay un detalle, un
matiz que me gana y ya no me importa criticar sino entregarme al deleite. Me
digo: no te dejes atrapar que eso no es sino una ingenuidad profesional, una
manipulación que de tan vieja ya es berreta, y allí está otra vez ese detallito
inusitado que me pierde.
Se ha dicho que con
esta película ha reducido los problemas de la cuestión islámica a los
pintoresquismos de una tarjeta postal, a la superficialidad de un mensaje de
galleta de la suerte. Quizá tengan razón y sean injustos a la vez. No pretende
un tratado filosófico sino contar una fábula, con moraleja y todo. Está bien,
podría circunscribirla en realidades menos complejas, pero a él el talento le
tira para ese lado, qué se le va a
hacer.
En resumen: un film
seductor, leve como una pluma y bello como una boa de plumas que se desliza
sigilosa sobre las curvas de una mujer despampanante.
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