25 de mayo de 2012

SE ACERCA EL AMANECER


Se Acerca el Amanecer


Por el Rev. Martín N. Añorga


Estamos hoy los cubanos que andamos por tierras del mundo ajenas a la nuestra, celebrando nostálgicamente un nuevo 20 de mayo, fecha de glorias pasadas que se nos clavan en el alma como dardos punzantes. Recordar la libertad, sin tenerla, es echarle fuego de rebeldía al corazón.

Aquella mañana del martes 20 de mayo del año 1902 nuestro primer presidente, Don Tomás Estrada Palma, acompañado del vicepresidente Don Luis Estévez y Romero, esposo de la gran benefactora Marta Abreu, recibió de manos del general norteamericano Leonardo Wood, las riendas de la República cubana.

Han transcurrido 110 años de este histórico y trascendental suceso. Fue una experiencia única llena de alegría, solidaridad humana y profunda emoción popular. A nadie se le hubiera ocurrido pensar en esos momentos de euforia nacional en que los destinos de la patria naciente pudieran ser secuestrados medio siglo después por una banda de desalmados que hasta hoy ultrajan la historia y avasallan cruelmente al pueblo.


La patria nació en buenas manos. A pesar de que los traidores que la han ultrajado han querido reducir a la nada la figura venerable de Don Tomás Estrada Palma, aduciendo que fue impuesto como presidente por el "imperialismo norteamericano", lo cierto es que los méritos del primer mandatario de nuestra historia republicana son muchos, y documentados. Fue soldado en nuestras gestas independentistas, llegando a ocupar puestos de importancia, el más importante de estos, el de Presidente de la República de Cuba en Armas, cargo que declaró con firmeza ante el Coronel Pozo Viejo, que le había capturado en la batalla de "Las Tasajeras". Como prisionero, debido a la firmeza de su carácter y de sus convicciones fue víctima de excesivos rigores. Fue enviado en calidad de recluso "peligroso" al Castillo de Figueras, en Barcelona, hasta que fue liberado por acuerdos que se tomaron en el Pacto del Zanjón, a finales de la Guerra de los Diez Años.


De España se trasladó a Paris, posteriormente a los Estados Unidos y finalmente a Honduras, donde ejerció altas posiciones gubernamentales y se le recuerda actualmente con su efigie grabada en uno de los salones de las instalaciones de Correos de la ciudad de Tegucigalpa. En el pequeño y acogedor país centroamericano, Don Tomás Estrada Palma contrajo matrimonio con la dama Genoveva Guardiola, hija del Presidente de la República, Santos Guardiola.

Después de actividades diferentes, sin olvidar jamás su compromiso con Cuba, Estrada Palma se instaló en la remota ciudad norteamericana de Central Valley, donde ejerció una formidable carrera docente. Fue aquí donde José Martí fue a verle para pedirle que se incorporara a la Guerra de Independencia. Precisamente, después de la trágica muerte de Martí en Dos Ríos, Don Tomás fue designado Representante en el exterior de la República de Cuba en Armas, cargo desde el que le prestó extraordinarios servicios a los patriotas de la "guerra del 95" que culminó, con la adhesión de otros aportes, en la victoria final en contra del colonialismo español. Fue tanta su dimensión cívico-patriótica que el pueblo cubano lo escogió en las elecciones generales celebradas en el año 1901, como Presidente de la República. Su oponente fue el también héroe legendario de las luchas libertarias, Bartolomé Masó.

Es cierto que no fue fácil el tránsito de la colonia y de la posterior intervención norteamericana a la experiencia de la República; pero justo es reconocer que Cuba echó a andar sus primeros pasos con donaire y seguridad. Hubo problemas relacionados con la política y las decisiones de los gobernantes de turno; pero ya, a finales de la década de los 50, la República parecía internarse en un proceso de democracia respetada y de arraigada seguridad económica con logros que la igualaban a las naciones más prósperas del mundo. Fue, precisamente, en esos momentos de impresionante ascensión a un futuro conquistador, que en el escenario cubano apareció un desalmado aventurero que a título de revolucionario trastornó la paz, embaucó a las generaciones nuevas y se hizo protagonista de una leyenda creada por periodistas extranjeros, ingenuamente adoptada por la mayoría de los cubanos, víctimas de uno de los más perversos engaños de la historia.

A los 57 años de Cuba republicana, colapsó el sistema de gobierno establecido y empezaron los cambios abusivos y desordenados, llevados a cabo por pandilleros que mediante una cobarde y criminal guerra de guerrillas tomaron control de las Fuerzas Armadas y de los manejos totales del gobierno. Esto sucedió el primero de enero del 1959, y desde entonces, 53 años después, en Cuba sigue reinado la imposición de la tiranía más aterradora que haya sufrido pueblo en América.

Muchos se preguntan si después del infame asolamiento comunista, tendrá regreso la patria de Martí. Va a ser tarea difícil reivindicar la memoria de nuestros héroes vilipendiados, reedificar las instituciones, restaurar la vida civil, arrancar la venda de los ojos de los fanáticos y de los avasallados por el régimen y crear los cimientos que sustenten a la patria nueva. Será difícil; pero no imposible. Cuba estuvo 500 años bajo el férreo dominio de la metrópoli española, experimentó por casi siete años el tutelaje estadounidense, de muy fuerte influencia, y sin embargo, se levantó para convertirse en una nación fuerte y emprendedora. Y volverá a hacerlo.

En este nuevo 20 de mayo se vislumbran los rayos de la libertad. La hora va llegando en que abracemos a la patria que vuelve a nosotros. Esta caminata de más de 50 años la ha llenado de harapos y dolores; pero al mismo tiempo la ha alentado de esperanzas y de mañanas que conquistar.

Es famosa la frase del Generalísimo Máximo Gómez dicha al General José Miguel Gómez, cuando ambos observaban la multitud de cubanos que alborozados le ofrecían la bienvenida a la Cuba naciente. "Creo que hemos llegado", dijo el ilustre dominicano. Hoy repetimos la frase del legendario batallador: "¡Hemos llegado!". Claro que hemos llegado, Cuba regresa como el hijo pródigo, a los brazos de la libertad. Y seguros estamos, por lo que hemos aprendido y por lo que hemos sufrido, que el mañana será mucho mejor que el pasado.

Cuando ha desaparecido la libertad, queda un país, pero ya no hay patria, dijo Chateaubriand. Nuestro compromiso impostergable es el de reconquistar la libertad para el pleno disfrute de los que nos siguen en el camino de la vida.

Recordemos con unción las señeras palabras de nuestro Apóstol José Martí: "¡Mi patria está en tanta fosa abierta, en tanta gloria acabada, en tanto honor perdido y vendido! Ya yo no tengo patria hasta que la conquiste”.

¿Podemos seguir los cubanos del mundo de espaldas a una Cuba irredenta que nos pide a gritos su libertad? La respuesta la tiene cada hijo de la "tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto".
Remitido por Blanca DePriest

No hay comentarios:

Publicar un comentario