El maestro por excelencia de
la Pasión es J. S. Bach. Con él adquiere el canto de la pasión su punto
culminante.
Existe una frase célebre de
Nietzsche, en la que dice, que si alguien llegara a olvidar el cristianismo,
podría reencontrarlo en la pasión según S. Mateo de Bach.
Según la Necrología
redactada por su propio hijo K. P. E. Bach, las pasiones compuestas por su
padre, fueron cinco, una por cada uno de los evangelistas, mas uno de ellos
repetido. Pero si nos atenemos a las partituras que han llegado hasta nosotros,
la cuestión es bastante dudosa, pues conservamos solo dos pasiones, la pasión
según San Mateo y según S. Juan; y ha llegado hasta nosotros el texto de la
pasión según San Marcos, la música se perdió durante la 2ª guerra mundial; se
conserva la pasión según S. Lucas, pero ciertamente no es obra de Bach, sino de
otro autor aun no identificado y en cuanto a la quinta pasión existen solo
suposiciones, pero muy frágiles y son mera hipótesis.
No fueron muy apreciadas
estas composiciones, como en general la música de Bach por sus contemporáneos;
en muy pocas ocasiones se interpretaron estas obras en vida de su autor, se
preferían las pasiones de otros autores de aquel entonces de mucha menos valía;
en 1829 las rescató del olvido y las reestrenó Félix Mendelsohn, pasando desde
entonces a formar parte del repertorio religioso universal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario