Cuarenta años de
fidelidad
Mons. Jorge Palma
celebró con gozo sus cuarenta años de ministerio sacerdotal, el pasado 14 de
marzo, a los pies de la bendita imagen de la Virgen de la Caridad, de quien ha
sido su celoso capellán desde hace dieciocho años.
En la celebración
eucarística le acompañaron sus hermanos sacerdotes de la fraternidad
sacerdotal; el P. Rafael, rector del Seminario San Basilio Magno, y los
sacerdotes diocesanos Eliosbel y Jorge Alejandro. A la comunidad parroquial de
El Cobre, se unió un grupo llegado desde diferentes parroquias de la ciudad
para juntos celebrar.
La celebración tuvo
momentos muy emotivos: las lecturas de la Palabra de Dios, las mismas escogidas
para el día de su ordenación sacerdotal; las ofrendas llevadas por Pachi y
Muñeca, como cuarenta años antes, amigos y hermanos muy cercanos… El P. Palma
en su homilía nos decía que aunque ya no era un “muchacho” seguía, con la
gracia de Dios, sintiendo la alegría y temor del primer día, “mira Señor que
sólo soy un muchacho”.
En el momento de la oración de los fieles, cada uno de
los sacerdotes concelebrantes hizo una plegaria: por los jóvenes para que
viendo su ejemplo de fidelidad y felicidad, digan sí a la llamada del Señor a
servirle; por los matrimonios jóvenes; por el eterno descanso del P. Marrero
quien fuera ordenado junto con el P. Palma; por la familia y amigos cercanos
que siempre le han acompañado; por las comunidades donde el P. Palma ha sido párroco
a través de estos cuarenta años…
Al terminar la eucaristía una joven de la comunidad le obsequió en nombre de todos con un pequeño presente. El P. José Conrado tomó la palabra, brevemente, dio gracias al P. Palma por su vida, por ser servidor de los demás, por su entregarse más allá de las limitaciones… “la Virgen ha querido seas tú el capellán de la coronación y del Año Jubilar”, quizás él no escuchó bien el elogio, pero el aplauso cerrado de todos sí. Emocionado, dio la bendición.
Al terminar la eucaristía una joven de la comunidad le obsequió en nombre de todos con un pequeño presente. El P. José Conrado tomó la palabra, brevemente, dio gracias al P. Palma por su vida, por ser servidor de los demás, por su entregarse más allá de las limitaciones… “la Virgen ha querido seas tú el capellán de la coronación y del Año Jubilar”, quizás él no escuchó bien el elogio, pero el aplauso cerrado de todos sí. Emocionado, dio la bendición.
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