9 de agosto de 2011

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Fanny Elssler

 - Ana Dolores García

- Franziska Elssler nació en Viena el 23 de junio 1810.  Su padre era ayuda de cámara y copista de célebre músico  Joseph Haydn. A falta de un buen salario, a la esposa no le quedó más remedio que lavar ropa ajena para ayudar en la crianza de sus seis hijos.  

Gracias a Haydn, Franziska (Fanny) y su hermana Teresa pudieron estudiar ballet  y comenzaron a bailar juntas.  A los doce años ya Fanny era miembro del cuerpo de baile de una importante compañía de ballet de Viena y poco tiempo después marchó a Nápoles, donde obtuvo un rotundo éxito y se hizo amante del príncipe Leopoldo de Salerno, de quien tuvo un hijo. Contaba con sólo 17 años.  

Luego en Berlín siguieron bailando juntas las dos hermanas. Allí Fanny se enamoró de nuevo y tuvo una hija y  en 1834 dio el gran salto a París. En la capital francesa triunfaba entonces la gran Maria Taglioni, también austriaca,  y los empresarios intuyeron que sólo la extraordinaria calidad del baile de Fanny Elssler podía ser capaz de hacerle competencia.

Su éxito fue inmediato tan pronto se pudo presentar en el Teatro Real de París, convertido más tarde en la Ópera de París, y en efecto su arte, en cierto  modo controversial, se parangonó con el de la Taglioni. Los parisinos mostraron sus divididas preferencias entre las dos grandes bailarinas en aquellos inicios del ballet romántico. Y aunque la Taglioni no perdió su primacía, otros muchos como  Gautier, poeta y novelista, preferían el estilo de la Elssler, porque como él dijera,  “… el baile no consiste en nada más que el arte de mostrar formas hermosas en posiciones llenas de gracia… y la Elssler lo ha logrado.”

Entre sus representaciones más aclamadas estuvo en 1836 la del ballet Le diable boiteux (El diablo Cojuelo), con música y coreografía de Coralli. En ella interpretó el personaje de Florinda bailando la danza "La Cachucha”, una danza española contemporánea del bolero que pronto triunfó en toda Europa. Hasta  Johanns Strauss  (padre), enriqueció el género con una Cachucha Galopp

La fama le precedió cuando decidió cruzar el Atlántico para presentarse en Estados Unidos. Allí llegó en 1840 junto a su hermana Teresa y una pequeña compañía de ballet. En Washington fue recibida por el propio Presidente del país en una audiencia oficial con todo su gabinete. Hubo más: se dice que el Congreso suspendió sus sesiones durante todas las noches de su presentación escénica en Washington. Bailó también en Baltimore y en Nueva York, ante un público enloquecido que colmó completamente el Teatro Park. Igualmente lo hizo en West Point, donde los militares que estaban de guardia no la dejaron marcharse hasta que bailó para ellos.  

En enero de 1841 llegó a Cuba. Alejo Carpentier acotó que había sido la    primera gran bailarina que atravesara el Océano para danzar en nuestro Continente. Cuba tuvo la suerte de verse incluida entre los países que visitara. No en balde por aquellos años La Habana era considerada como Capital Filarmónica del Nuevo Mundo.  

El 21 de enero hizo su debut en el Teatro Tacón, y el entusiasmo de los habaneros desbordó el aforo del Tacón en cada una de las diez funciones que ofreció. Para comenzar sus presentaciones bailó  “La Silfide”, a la que siguieron otros no menos importantes ballets. Entre sus bailes no podía faltar  la cachucha,   que encandilaba a los espectadores hasta el delirio.

Fue precisamente Fany Elssel quien en La Habana popularizó la cachucha, una variante del bolero español, que se bailaba por una sola persona (hombre o mujer)  con acompañamiento de castañuelas.

Brindis de Salas (padre) y Clemente Paichler compusieron y le dedicaron sendas contradanzas. José jacinto Milanés también se inspiró en ella y le dedicó dos composiciones, una en francés y un soneto en español, cuyos versos finales eran:

¿Y que diré de tu gallarda planta?
¡Que nunca oprime el suelo y nunca pisa;
Que sólo vuela y que volando encanta!

Los periódicos relataron en sus crónicas cómo se lanzó la moda del peinado a “lo sílfide”, los pasteleros se esmeraban preparando creaciones “vienesas” y los jóvenes criollos se paseaban a caballo por la calle Empedrado, para pasar delante de la mansión del conde Peñalver, donde también llegó a hospedarse la ballerina.  Durante su estancia en  La Habana frecuentó paseos y salones, bailes y saraos. Se dice que quejosa del hotel donde se alojaba, se trasladó a la casa de su amiga la Condesa de Merlín.  

Estuvo en La Habana durante dos meses y regresó al año siguiente, actuando entonces en el teatro “Principal”. En su última función llegó a bailar un zapateo cubano que hizo furor en el público.

Para la posteridad han quedado sus cartas desde La Habana, en las que repite con insistencia el encanto que le produjeron la ciudad y el carácter de los cubanos. En una de ellas  escribió: “Estoy encantada de haber venido a Cuba, no meramente por haber extendido mi renombre, sino por el encanto que he hallado en todo lo que me rodea. El cielo, el clima, sus sabrosas plantas, el pueblo, su generosidad, su hospitalidad.”

Al regreso de su primer viaje a La Habana, ya en el momento de partir, escribió en el álbum de un viajero: “Habana, te debo otra brillante página de mi carrera artística. Te debo las hermosas muestras de una generosidad habanera. Pero te debo sobre todo una alegría inmensa por un regalo de valor infinito, el regalo de los verdaderos amigos. Cuenta, hermosa Habana, con mi reconocimiento: Fanny Elssler.”

Fanny Elssler murió en su Viena natal en 1884.

Fuentes:
Wikipedia.org
http://mosaicocubano.blogspot.com
http://www.habananuestra.cu
http://mgar.net/cuba/bolero.htm  
http://www.habanaradio.cu

Cachucha Galopp, de Johanns Strauss Sr., por la Orquesta Filarmonica de Viena (Concierto Año Nuevo  2011), en este vídeo de Youtube: 

http://www.youtube.com/watch?v=5FbNw4cmFAY


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