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Fanny Elssler
- Ana Dolores García
- Franziska Elssler nació en Viena el 23
de junio 1810. Su padre era ayuda de
cámara y copista de célebre músico Joseph Haydn. A falta de un buen salario, a la
esposa no le quedó más remedio que lavar ropa ajena para ayudar en la crianza
de sus seis hijos.
Gracias a Haydn, Franziska (Fanny) y
su hermana Teresa pudieron estudiar ballet y comenzaron a bailar juntas. A los doce años ya Fanny era miembro del
cuerpo de baile de una importante compañía de ballet de Viena y poco tiempo
después marchó a Nápoles, donde obtuvo un rotundo éxito y se hizo amante del príncipe
Leopoldo de Salerno, de quien tuvo un hijo. Contaba con sólo 17 años.
Luego en Berlín siguieron bailando
juntas las dos hermanas. Allí Fanny se enamoró de nuevo y tuvo una hija y en 1834 dio el gran salto a París. En la
capital francesa triunfaba entonces la gran Maria Taglioni, también austriaca, y los empresarios intuyeron que sólo la
extraordinaria calidad del baile de Fanny Elssler podía ser capaz de hacerle
competencia.
Su éxito fue inmediato tan pronto se
pudo presentar en el Teatro Real de París, convertido más tarde en la Ópera de París,
y en efecto su arte, en cierto modo
controversial, se parangonó con el de la Taglioni. Los parisinos mostraron sus
divididas preferencias entre las dos grandes bailarinas en aquellos inicios del
ballet romántico. Y aunque la Taglioni no perdió su primacía, otros muchos como
Gautier, poeta y novelista, preferían el
estilo de la Elssler, porque como él dijera, “… el
baile no consiste en nada más que el arte de mostrar formas hermosas en
posiciones llenas de gracia… y la Elssler lo ha logrado.”
Entre sus representaciones más
aclamadas estuvo en 1836 la del ballet Le
diable boiteux (El diablo Cojuelo), con música y coreografía de Coralli. En
ella interpretó el personaje de Florinda
bailando la danza "La Cachucha”, una danza española contemporánea del bolero
que pronto triunfó en toda Europa. Hasta Johanns
Strauss (padre), enriqueció el género
con una Cachucha Galopp
La fama le precedió cuando decidió
cruzar el Atlántico para presentarse en Estados Unidos. Allí llegó en 1840
junto a su hermana Teresa y una pequeña compañía de ballet. En Washington fue
recibida por el propio Presidente del país en una audiencia oficial con todo su
gabinete. Hubo más: se dice que el Congreso suspendió sus sesiones durante todas
las noches de su presentación escénica en Washington. Bailó también en
Baltimore y en Nueva York, ante un público enloquecido que colmó completamente
el Teatro Park. Igualmente lo hizo en West Point, donde los militares que estaban
de guardia no la dejaron marcharse hasta que bailó para ellos.
En enero de 1841 llegó a Cuba. Alejo
Carpentier acotó que había sido la primera
gran bailarina que atravesara el Océano para danzar en nuestro Continente. Cuba
tuvo la suerte de verse incluida entre los países que visitara. No en balde por
aquellos años La Habana era considerada como Capital Filarmónica del Nuevo
Mundo.
El 21 de enero hizo su debut en el
Teatro Tacón, y el entusiasmo de los habaneros desbordó el aforo del Tacón en
cada una de las diez funciones que ofreció. Para comenzar sus presentaciones bailó
“La Silfide”, a la que siguieron otros
no menos importantes ballets. Entre sus bailes no podía faltar la cachucha,
que encandilaba a los espectadores hasta el
delirio.
Fue precisamente Fany Elssel quien en La Habana popularizó la cachucha,
una variante del bolero español, que se bailaba por una sola persona (hombre o
mujer) con acompañamiento de
castañuelas.
Brindis de Salas (padre) y Clemente
Paichler compusieron y le dedicaron sendas contradanzas. José jacinto Milanés también
se inspiró en ella y le dedicó dos composiciones, una en francés y un soneto en
español, cuyos versos finales eran:
¿Y que diré de tu gallarda planta?
¡Que nunca oprime el suelo y nunca pisa;
Que sólo vuela y que volando encanta!
¡Que nunca oprime el suelo y nunca pisa;
Que sólo vuela y que volando encanta!
Los periódicos relataron en sus crónicas
cómo se lanzó la moda del peinado a “lo sílfide”, los pasteleros se esmeraban
preparando creaciones “vienesas” y los jóvenes criollos se paseaban a caballo
por la calle Empedrado, para pasar delante de la mansión del conde Peñalver,
donde también llegó a hospedarse la ballerina.
Durante su estancia en La Habana frecuentó paseos y salones, bailes y
saraos. Se dice que quejosa del hotel donde se alojaba, se trasladó a la casa
de su amiga la Condesa de Merlín.
Estuvo en La Habana durante dos meses
y regresó al año siguiente, actuando entonces en el teatro “Principal”. En su última
función llegó a bailar un zapateo cubano que hizo furor en el público.
Para la posteridad han quedado sus
cartas desde La Habana, en las que repite con insistencia el encanto que le
produjeron la ciudad y el carácter de los cubanos. En una de ellas escribió: “Estoy encantada de haber venido a
Cuba, no meramente por haber extendido mi renombre, sino por el encanto que he
hallado en todo lo que me rodea. El cielo, el clima, sus sabrosas plantas, el
pueblo, su generosidad, su hospitalidad.”
Al regreso de su primer viaje a La Habana,
ya en el momento de partir, escribió en el álbum de un viajero: “Habana, te
debo otra brillante página de mi carrera artística. Te debo las hermosas
muestras de una generosidad habanera. Pero te debo sobre todo una alegría inmensa por un regalo de valor infinito, el
regalo de los verdaderos amigos. Cuenta, hermosa Habana, con mi reconocimiento:
Fanny Elssler.”
Fanny
Elssler murió en su Viena natal en 1884.
Fuentes:
Wikipedia.org
http://mosaicocubano.blogspot.com
http://www.habananuestra.cu
http://mgar.net/cuba/bolero.htm
http://www.habanaradio.cu
Cachucha
Galopp, de Johanns Strauss Sr., por la Orquesta Filarmonica de Viena (Concierto
Año Nuevo 2011), en este vídeo de
Youtube:
http://www.youtube.com/watch?v=5FbNw4cmFAY
http://www.youtube.com/watch?v=5FbNw4cmFAY
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