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Caminar sostenidos por Jesús y su Palabra
Tengo miedo, Señor,
a que tu barca, la barca de tu
Iglesia,
me lleve a horizontes
desconocidos.
A que, tu Palabra, veraz y
nítida
deje al descubierto el “pedro”
que habita en mis entrañas.
Tengo miedo, Señor,
de caminar sobre las aguas de la
fe.
De nadar contracorriente.
De mirarte y estremecerme.
De hundirme en mis miserias
y en mis tribulaciones.
En mi falta de confianza
y de mis exigencias contigo.
Tengo miedo, Señor,
de que, en las dificultades,
no respondas como yo quisiera.
Que, en las tormentas,
no me rescates a tiempo.
Que, en la lluvia torrencial
no acudas en mi socorro.
Por eso, porque tengo miedo,
Señor,
mírame de frente,
para que en mis temores
Tú seas el Señor.
El Señor que venga en mi
rescate.
Javier Leoz, betania.es
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