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Por Arturo
Ortega Morán
Decía Augusto Monterroso: «Hay tres temas: el amor, la
muerte y las moscas». Luego añadía:
“La mosca invade todas las literaturas y, claro, donde
uno pone el ojo encuentra la mosca. No hay verdadero escritor que en su
oportunidad no le haya dedicado un poema, una página, un párrafo, una línea; y
si eres escritor y no lo has hecho te aconsejo que sigas mi ejemplo y corras a
hacerlo”.
¡Cómo ignorar el consejo de este hombre!, que con tan
sólo siete palabras, fue capaz de crear el célebre cuento El dinosaurio; y si tarde o temprano
hay que rendir pleitesía a las moscas, ¿por qué no hacerlo de una vez? Bien
visto, no es tan difícil escribir acerca de ellas. Las tenemos tan a la mano y
les somos tan familiares, que no dudan en pararse en nuestra nariz y antes de
que podamos aplastarlas, escapan zigzagueantes para después volver y dejar en
nuestros oídos un zumbido que suena a carcajada burlona.
Ahí han estado siempre; eternas e incómodas compañeras. Supongo
que cuando Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso, en el “paquete” del
castigo Divino, estaban incluídas las moscas que ya los esperaban afuera del
Paraíso.
Muy pronto, los hombres que inventaron el lenguaje
pusieron nombre al insecto volador. El muzzz… que aturdía sus oídos dio origen a la
raíz de la palabra latina musca, que
en castellano se convertiría en nuestra insigne mosca.
No es raro, entonces, que en nuestro hablar abunden
expresiones que involucran a estos insectos dípteros. Ya en el Vocabulario de refranes y frases proverbiales, que
Gonzalo Correas escribió en 1627, se menciona:
«Pikole la moska. Kuando uno de rrepente se movió o se fue»;
«Pikar la moska, por: tomar priesa, o enamorarse»;
«Tomar moska, por: enoxarse i apartarse de los otros».
Todavía en estos tiempos decimos: «¿Qué mosca te picó?», para recriminar a
alguien su actitud anormal.
También, Correas recogió:
«Pegarse komo moska. El ke se pega kon inportunidad».
Esto me recuerda que, en México, cuando alguien desea
viajar gratis, se cuelga de la parte trasera de un camión, y de él se dice
que se fue de mosca. Otra
de aquellos tiempos es:
«En boka zerrada no entra moska ni haraña»; si le quitamos a la
araña, la expresión sigue vigente.
Una locución intrigante es: por si las moscas, que significa ‘por si acaso’. Y es
que, aunque no tenemos noticia de su existencia antes del siglo XX, es muy
conocida y usada tanto en España como en Hispanoamérica. Es curioso que
personas de distintos lugares con quienes he tratado el tema pensaran que la
expresión era propia de su respectivo país.
Hurgando en hemerotecas, la documentación más antigua
que he encontrado está en un periódico deportivo de Madrid del año 1919. En
el Madrid Sport, año IV, No. 134, del 2 de
septiembre de 1919; en una nota, se narra la frustración de los
aficionados que esperaban un juego de semifinal entre el Sporting de Guijón y
el Vigo Sporting, pero que por falta de organización, no pudo realizarse. Este
es un fragmento de la nota:
«Llegó el domingo, todo sol y primavera, y las primaveras
hemos sido nosotros, que creyendo que por esas tierras de Dios tenían formado
un concepto de la disciplina y acatamiento de las órdenes federativas ; no se
había preparado nada, por si las moscas, como dicen los chicos
de la calle y fuimos burlados todos no presentándose ninguno de los dos
clubs.»
De esta cita, es muy significativa la frase “por si las moscas, como dicen los chicos de la calle ” ya
que es un indicio de que surgió del habla coloquial española. Es muy probable
que la expresión encerrara la idea de tomar alguna precaución por si “las
moscas” se hacían presentes, y aquí “mosca” no se referiría al insecto sino a
personas molestas, pesadas y hostigosas, significado que aún encontramos en el
diccionario:
mosca: 7. f. coloq. Persona molesta, impertinente y pesada.
Falta explicar como es que en tan poco tiempo esta
locución se popularizó no solo en España sino también en Hispanoamérica. Bueno,
primero pasó que en el año 1929; se estrenó en Madrid una comedia musical
llamada “Por sí las moscas”, cuyo autores fueron Joaquín Vela y José L.
Campúa y fue musicalizada por Francisco Alonso. Fue presentada por varios meses
con gran éxito en el teatro Romea y de esto dieron cuenta los principales
diarios madrileños de la época. Es muy probable que este hecho haya influido en
la popularización de la expresión.
Después vendrían tiempos aciagos para la nación española,
estalló la guerra civil (1936-1939) y miles de españoles tuvieron que
dejar su patria para salvar la vida; muchos de ellos viajaron a América
cargando con ellos sus expresiones idiomáticas. Pudo ser que así, ”por si las moscas“ llegara a
estas tierras.
Mis estimadas moscas: he cumplido con ustedes. Y no
es que le crea a Monterroso que esto es necesario para aspirar a ser buen
escritor. Pero, he escrito estas líneas… por si las moscas.
http://capsuladelengua.wordpress.com
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