30 de junio de 2011

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Charlene Wittstock,
la sirena de Mónaco

 Por Amaia Odriozola

La primera vez que el príncipe Alberto de Mónaco vio a Charlene Wittstock, ella estaba en bañador. Fue durante la celebración en el Principado del Encuentro Internacional de Natación de Mónaco Marenostrum.. «Después de verme nadar, Alberto pidió permiso a mi manager para pedirme una cita. Estuvimos toda la velada riendo y hablando», ha contado Charlene.

No fue hasta cinco años más tarde, en diciembre de 2005, cuando se reencontraron en Ciudad del Cabo. «En Año Nuevo, me pidió salir oficialmente», recuerda la novia. Su primera aparición pública fue en los Juegos Olímpicos de Turín en febrero de 2006. Para Wittstock, moverse entre la realeza no era un entorno natural y agradece lo facilitador que fue el príncipe en aquel momento: «Alberto lo hizo fácil. Estaba claro que compartíamos las mismas pasiones, los dos nos emocionábamos mucho viendo a los atletas. El deporte es el común denominador en nuestras vidas».

La sirena de Mónaco

Y es que Charlene Lynette Wittstock, que nació el 25 de enero de 1978 en Bulawayo (Zimbabue), ya ha sido bautizada como «la sirena de Mónaco» por su carrera como nadadora profesional.

Charlene es la mayor de tres hermanos (el mayor, Gareth, técnico informático, nació en 1982; y, Sean, representante comercial, nació en 1983) y se crió en Sudáfrica en el seno de una familia unida y discreta, que se ha mantenido al margen de su romance con el príncipe. Su padre, Michael Kenneth Wittstock, nació en 1946 y es director comercial, y su madre, Lynette, nacida en 1959, es una profesora de natación jubilada.

Desde que era una niña sintió un gran interés por la natación y en 1996, a los 18 años, participó en los campeonatos de Sudáfrica. Entre sus principales logros destaca su quinto puesto en los Juegos Olímpicos de Sidney en el año 2000, tres medallas de oro en las Copa del Mundo de Natación, medalla de plata en los Juegos de la Commonwealth de Manchester y haber sido seleccionada para los Juegos Olímpicos de Pekínen 2007, año en que aparcó su trayectoria profesional.

En este tiempo, Charlene ha mostrado un carácter apacible, sencillo y discreto. Practica surf y senderismo, y entre sus lecturas siempre hay algún libro de poesía sudafricana. Además, es gran admiradora del arte contemporáneo y se ha implicado en diversas actividades solidarias. Desde 2010, es socia de la Fundación Nelson Mandela. 
ABC, Madrid


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