12 de diciembre de 2010


El domingo de la alegría

¡ Eres nuestra sonrisa. Señor!
La causa de que, 
en medio de nuestros males,
nos infundas valor y esperanza
y, en la tiniebla, 
disipes con tu luz
aquello que no nos permite 
verte o encontrarte

¡Eres nuestra sonrisa, Señor!
Vienes y, porque apareces pequeño,
disparas nuestras ganas de vivir,
de aportar ilusión a nuestro mundo.
Haces que en nuestros corazones,
brillen destellos 
de generosidad y de amor
¡Cómo no vamos 
a estar alegres, Señor!
Eres Tú quien 
abres nuestros labios
para que, sin decir nada,
riendo lo digan todo: 
¡Vas a nacer!
Eres Tú, quien al acercarte 
hasta nosotros,
alzas con tu humildad 
nuestra débil condición.
Animas, 
con tu llegada divina y oportuna
los fracasos aparentes 
de la humanidad.

¡Eres nuestra sonrisa, Señor!
Fuente 
de una felicidad inexplicable
Surtidor 
de una alegría indescriptible
Maná 
de un gozo santo, bueno y eterno
Manantial 
que, cuando uno bebe,
siente que la Vida 
brota en nuestra pobre vida
¡Gracias, Señor, por tu venida!
Te sentimos 
y, porque intuimos tu presencia,
estamos jubilosos, expectantes,
contentos 
y mirando hacia el cielo.
¿Sabes por qué, Señor?
Porque Tú, Jesús, 
aunque algunos no se den cuenta
sigues dando alegría profunda…

alegría verdadera

Javier Leoz.
Betania. es

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