18 de diciembre de 2010


OCEAN CITY

** Ana Dolores García

** Ocean City es la playa de Maryland y también la de Washington DC. 

Con una población de poco más de diez mil habitantes, durante los fines de semana del verano puede llegar a los cuatrocientos mil. Rentar un apartamento por una semana representa como mínimo desembolsar un millar de dólares, que se disfrutarán a plenitud tomando el sol en la arena, paseando por el boardwalk, comiendo en sus numerosos y magníficos restaurantes o bañándose en las cálidas piscinas de los hoteles. Porque no son muchos los que se aventuran a sumergirse en las frías aguas del Océano Atlántico que baña su costa. 

En 1869 se construyó la primera casa y un año después el lugar ya era conocido como la playa preferida por las damas. En aquellos tiempos se llegaba a la playa en carruajes o por ferry. Poco después, en 1875 abría sus puertas el hotel “Atlantic” el primer gran hotel, que contaba con más de cuatrocientas habitaciones y salón de baile, y que por varias décadas fue la mayor atracción en la zona norte de la playa. 

Ya desde 1871 los turistas podían llegar a ella por tren, si bien este medio de transporte quedó interrumpido posteriormente por un gran huracán en 1933 que incluso destruyó las líneas ferroviarias, y por el progreso y competencia del transporte por carretera. En el siglo XX la construcción del puente sobre la Bahía de Chesapeake facilitó aún más el flujo de veraneantes que se desplazan desde Washington, Baltimore o Annapolis. 

Los límites de Ocean City están enmarcados por su inicio al sur de la península hasta la línea divisoria con el Estado de Delaware, unas 9 millas o 15 kilómetros de arenosa playa, frente a la cual se extiende una primera línea de hoteles, condominios, restaurantes y un largo paseo, el “boardwalk” con pequeños establecimientos de joyería, hedados, etc. Paralela y a cierta distancia, una amplia avenida, en cuyo lado opuesto se encuentran más restaurantes, numerosos centros comerciales y establecimientos, y detrás de los cuales se extiende todo un pueblo de casas victorianas que poco a poco van cediendo paso a construcciones y edificios más modernos.

Como se trata de una playa, a Ocean City se va preferiblemente en verano, aunque cada día es mayor el número de turistas que lo visitan en el otoño e incluso en el invierno, particularmente en los días navideños o para la festividad del Día de dar Gracias.

Y hay a quien, sin proponérselo, se le ocurrió coincidir allí con la primera nevada del invierno en la zona, lo que provocó que en el día de ayer esta Gaceta sólo ofreciera a sus lectores una escueta aunque sapientísima frase de sabiduría.

2 comentarios:

  1. Me encantó esta entrada Lola.

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  2. Pues fue un "chiripazo", Maggie. Anoche, con la mente en blanco sobre qué ofrecer a los lectores, se me ocurrió contar sobre esta playa nuestra tan desconocida. Desde luego que no le queda más remedio que ceder importancia a Virginia Beach, magnífica, o a los atrayentes casinos de Atlantic City en NJ. Pero Ocean City y su prologación en Delaware con las playas de Bethany y Rehoboth, es igualmente un paraíso junto al mar. Me alegro que te haya gustado la entrada. Imagino que no tanto la playa en si: en realidad ni sus aguas ni su arena pueden compararse con Cancún o alguna otra playa del Caribe.

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