15 de septiembre de 2009

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Los Protomártires de nuestra independencia


Ana Dolores García

Uno de los hechos más conocidos de la Historia de nuestra patria es el protagonizado por los dos primeros mártires de la lucha independentista. Siempre se les conoció a ambos con el honroso nombre de "protomártires" y nuestros historiadores, que seguramente agotaron todos los recursos para conocer los pormenores de su acto heroico, nos los hicieron llegar en sus libros. Así durante casi dos siglos los cubanos supimos del sacrificio de Francisco Agüero y Velazco, (Frasquito), joven de familia acomodada, y Andrés Manuel Sánchez y Pérez, joven mulato, también entusiasmado por la idea de la libertad para Cuba.

Las actividades clandestinas de Frasquito Agüero habían comenzado ya en 1812 en La Habana. Por ellas tuvo que partir al exilio, donde mantuvo contactos con elementos cercanos a Simón Bolívar. Confiaba en que la ayuda de éste podría ser de gran beneficio para la causa de la libertad de Cuba. Ambos camagüeyanos ya se habían reunido previamente en Filadelfia, y tenían contactos con revolucionarios incipientes en Cuba y en el extranjero.

Con el plan de dar forma e inicio a un levantamiento armado, desembarcaron en la costa sur de Cuba el 20 de enero de 1826, provenientes de Kingston, Jamaica. El desembarco tuvo lugar en la zona de Sabanalamar, cerca del poblado de Santa Cruz del Sur, y de allí buscaron refugio en el ingenio "Las Cuabas", propiedad de don Francisco Zaldívar, a tres leguas de la ciudad de Puerto Príncipe. Allí Sánchez y Agüero recibieron a criollos simpatizantes de la causa independentista.

Enterado el gobernador de Santiago de Cuba de estos movimientos, se apresuró en avisar al alcalde de Puerto Príncipe, don Francisco Carnesoltas. Éste se valió entonces de la colaboración de dos negras esclavas a las que ofreció la liberación, y por medio de ellas logró saber el lugar donde se encontraban Frasquito y Andrés Manuel. En la noche del 19 al 20 de febrero, apenas un mes después del desembarco, el alcalde de Puerto Príncipe se personó junto con el alcalde de la Santa Hermandad y tropas al mando del jefe de la cuadrilla rural en el ingenio "Las Cuabas", y procedió a la detención de ambos que, sorprendidos e inexpertos, no pudieron hacer resistencia. Según lo declarado por las autoridades, se les ocuparon armas y documentos comprometedores. Se les condujo a la ciudad y se les internó en calabozos en el cuartel del Regimiento de Infantería de León, a disposición de la Real Audiencia de Puerto Príncipe.

Juan Torres Lasqueti nos lo narra en su libro «Colección de Datos Históricos-Geográficos y Estadísticos de Puerto del Príncipe y su Jurisdicción», publicado en La Habana en 1888:

A principios de este año fueron aprehendidos por el Alcalde Ordinario1º, don Feliciano Carnesoltas, en una finca próxima a la ciudad, los camagüeyanos, emisarios de Colombia, don Francisco Agüero, conocido por Frasquito, y don Andrés Bernabé Sánchez, denunciados por las negras esclavas, cuya emancipación obtuvo el citado Carnesoltas por la cantidad de 700 pesos ambas, recogidos por suscripción, según aparece de un documento oficial que he tenido a la vista. La audiencia activó el procedimiento, y convictos y confesos los reos, los condenó a la última pena, que sufrieron en la horca colocada en el centro de la plaza mayor, en la mañana del 16 de marzo de 1826: y el Ayuntamiento acordó se abonasen de los fondos de Propios los 34 pesos 5 reales que importaron los gastos de la ejecución…»

En efecto, el proceso fue sumamente rápido: juicio sumario celebrado el 13 de marzo, apurado por el propio Capitán General Vives, muy interesado en que se diera un castigo ejemplar que paralizara las inquietudes de independencia en Cuba, las que ya surgían animadas por el ejemplo de la América del Sur. El fiscal los acusó de que ambos habían salido de Cuba hacia Estados Unidos con el propósito de unirse a grupos que desde allí conspiraban en tal sentido y que luego se dirigieron a Colombia porque era allí donde se estaba preparando la invasión. Los cargos fueron por infidencia y sublevación contra España, agentes y espías de la República de Colombia y, la pena solicitada, la de muerte en la horca. No tuvieron éxito los alegatos de los abogados defensores de ambos reos: la Real Audiencia los declaró culpables de todos los cargos y les impuso la pena solicitada por el fiscal.

La sentencia fue ejecutada apenas tres días después de haber sido impuesta, en la mañana del 16 de marzo de 1826. Ambos patriotas, Frasquito, de 33 años, y Andrés, de sólo 21, fueron ahorcados en la picota pública en la Plaza de Armas, hoy Parque Agramonte, para escarmiento general. . Frasquito Agüero, encadenado, se acercó al cadalso recitando los versos de Heredia: «Siempre vence el que sabe morir».

Una décima anónima se hizo popular para reverenciar la muerte de estos dos patriotas:

Pendientes de un vil madero
de Marzo el día dieciséis
de Ochocientos veintiséis
murieron Sánchez y Agüero.
Consternado el pueblo entero
llanto amargo derramó
cuando ejecutado vio
el fallo que dio la Audiencia
en la causa de infidencia
que contra ellos formó.

Sin embargo, y aunque el historiador Torres Lasqueti no haya hecho ninguna referencia al respecto a pesar de haber sido contemporáneo a los hechos, se afirma ahora que investigaciones posteriores llevadas a cabo por Gustavo Sed, ya fallecido y que fuera Historiador de la Ciudad de Camagüey en tiempos recientes, ponen en entredicho la actitud de Andrés Manuel Sánchez. Se alega el haberse descubierto documentos en los que éste se ve comprometido por una actitud cobarde y traicionera. Por todo ello, su nombre como protomártir ha sido borrado de los recuentos que se hacen en la actualidad sobre esta página de nuestra Historia, y en ellos aparece solamente la figura de Francisco Agüero como primer mártir de la independencia de Cuba.

Torres Lasqueti nos señala cómo apenas un año después de la ejecución de Agüero y Sánchez: «En sesión de 27 de abril [de 1927] acordó el Ayuntamiento ´que las ejecuciones de reos condenados a muerte, que hubieran de hacerse en lo sucesivo, se colocara la horca en la plaza del Cristo, en lugar de la plaza Mayor donde antes tenía efecto; sin perjuicio de lo que pudieran exigir las circunstancias´».

Agüero y Sánchez fueron los últimos ajusticiados en la Plaza Mayor de Puerto Príncipe. Durante la República se colocó, en el propio monumento al Ignacio Agramonte, una tarja recordando a los protomártires de nuestra libertad.

adgarcia©2008

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