Antonio Machado
Antonio Machado nació el 26 de julio de 1875 en Sevilla, un año después que su hermano, el también poeta Manuel. Fue un miembro tardío de la Generación del 98, cuya obra inicial suele inscribirse en el movimiento literario denominado Modernismo.
Siendo niño su familia se trasladó a Madrid. Aunque se vio obligado a interrumpir varias veces sus estudios por problemas familiares y económicos, su camino intelectual estuvo trazado desde sus años infantiles.
En 1899 marchó a París donde vivía su hermano Manuel. Allí compartiría trabajo de traductor con una carrera de autor dramático y conocería a Oscar Wilde y a Pío Baroja. A su regreso a España obtendría el título de bachiller mientras trabajaba como actor teatral.
Fue esta época de su juventud una de viajes constantes entre París y Madrid. En 1902, en la capital francesa encontraría a Rubén Darío, y al año siguiente, 1903, entablaba amistad en Madrid con Juan Ramón Jiménez. Mientras, su producción poética iba engrosándose desde la publicación de “Soledades” en ese año de 1903.
En España obtuvo en 1907 una cátedra de francés en el Instituto de Soria y allí conoció a Leonor Izquierdo, con la que contrajo matrimonio dos años después. Leonor era una joven de apenas 15 años a la que Antonio ya doblaba en edad. Poco le duró la felicidad: Leonor murió en 1912 sumiendo al poeta en una fuerte depresión.
Machado pidió entonces su traslado a Jaén donde vivió con su madre y se dedicó a la enseñanza y a sus versos. Allí, en Andalucía se relacionó con Federico García Lorca. Al mismo tiempo, fue delineándose en su poesía otra tendencia alejada de aquel intimismo de los primeros poemas. Su amplia correspondencia con Miguel de Unamuno y su libro “Campos de Castilla” reflejaban una mayor inclinación hacia las inquietudes patrióticas de los autores de la Generación del 98.
De Jaén pasó a Segovia y, de allí, vuelta a Madrid en 1932, siempre fungiendo como profesor. Buen didáctico, a más de versos escribió textos en prosa.
Ya por 1924 comenzaron a aparecer en su libro de poemas “Nuevas canciones” sentidas alusiones a “Guiomar”, nombre con el que ocultaba su pasión por una dama casada: Pilar Valderrama.
Al estallar la Guerra Civil en 1936 marchó a Valencia, y al quedar derrotado el ejército republicano en 1939 huyó de España exiliándose en Colliure, al otro lado de los Pirineos, en Francia. Allí le sorprendió pronto la muerte, el 22 de febrero del propio año 1939. En su bolsillo se encontró un último verso: "Estos días azules y este sol de la infancia", inspirados seguramente por su amada Sevilla.
La poesía de Machado se aleja de la concepción modernista como meramente forma. Para él no importa tanto la forma, la musicalidad, la buena rima, si no se cuenta nada íntimo y personal. La poesía, "una honda palpitación del espíritu", es la expresión íntima del sentimiento personal del poeta, pero, aunque íntima, pretende ser universal: es "el diálogo del hombre, de un hombre, con su tiempo".
Las imágenes que no parten del sentimiento, sino sólo del intelecto, no valen nada. También rechaza la poesía surrealista, porque no tiene estructura lógica. Para él esto es una deshumanización, que no comparte. La poesía debe hablar con el corazón.
Sus versos trasuntan siempre un ánimo melancólico, callado, de hombre taciturno que pareciera vivir, solamente, inmerso en la belleza de su universo lírico.
Siendo niño su familia se trasladó a Madrid. Aunque se vio obligado a interrumpir varias veces sus estudios por problemas familiares y económicos, su camino intelectual estuvo trazado desde sus años infantiles.
En 1899 marchó a París donde vivía su hermano Manuel. Allí compartiría trabajo de traductor con una carrera de autor dramático y conocería a Oscar Wilde y a Pío Baroja. A su regreso a España obtendría el título de bachiller mientras trabajaba como actor teatral.
Fue esta época de su juventud una de viajes constantes entre París y Madrid. En 1902, en la capital francesa encontraría a Rubén Darío, y al año siguiente, 1903, entablaba amistad en Madrid con Juan Ramón Jiménez. Mientras, su producción poética iba engrosándose desde la publicación de “Soledades” en ese año de 1903.
En España obtuvo en 1907 una cátedra de francés en el Instituto de Soria y allí conoció a Leonor Izquierdo, con la que contrajo matrimonio dos años después. Leonor era una joven de apenas 15 años a la que Antonio ya doblaba en edad. Poco le duró la felicidad: Leonor murió en 1912 sumiendo al poeta en una fuerte depresión.
Machado pidió entonces su traslado a Jaén donde vivió con su madre y se dedicó a la enseñanza y a sus versos. Allí, en Andalucía se relacionó con Federico García Lorca. Al mismo tiempo, fue delineándose en su poesía otra tendencia alejada de aquel intimismo de los primeros poemas. Su amplia correspondencia con Miguel de Unamuno y su libro “Campos de Castilla” reflejaban una mayor inclinación hacia las inquietudes patrióticas de los autores de la Generación del 98.
De Jaén pasó a Segovia y, de allí, vuelta a Madrid en 1932, siempre fungiendo como profesor. Buen didáctico, a más de versos escribió textos en prosa.
Ya por 1924 comenzaron a aparecer en su libro de poemas “Nuevas canciones” sentidas alusiones a “Guiomar”, nombre con el que ocultaba su pasión por una dama casada: Pilar Valderrama.
Al estallar la Guerra Civil en 1936 marchó a Valencia, y al quedar derrotado el ejército republicano en 1939 huyó de España exiliándose en Colliure, al otro lado de los Pirineos, en Francia. Allí le sorprendió pronto la muerte, el 22 de febrero del propio año 1939. En su bolsillo se encontró un último verso: "Estos días azules y este sol de la infancia", inspirados seguramente por su amada Sevilla.
La poesía de Machado se aleja de la concepción modernista como meramente forma. Para él no importa tanto la forma, la musicalidad, la buena rima, si no se cuenta nada íntimo y personal. La poesía, "una honda palpitación del espíritu", es la expresión íntima del sentimiento personal del poeta, pero, aunque íntima, pretende ser universal: es "el diálogo del hombre, de un hombre, con su tiempo".
Las imágenes que no parten del sentimiento, sino sólo del intelecto, no valen nada. También rechaza la poesía surrealista, porque no tiene estructura lógica. Para él esto es una deshumanización, que no comparte. La poesía debe hablar con el corazón.
Sus versos trasuntan siempre un ánimo melancólico, callado, de hombre taciturno que pareciera vivir, solamente, inmerso en la belleza de su universo lírico.
De sus «Parábolas»:
Era un niño que soñaba
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
y el caballito no vio.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crin lo cogía...
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado.
¡El caballito voló!
Quedóse el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.
Pero el niño se hizo mozo
y el mozo tuvo un amor,
y a su amada le decía:
¿Tú eres de verdad o no?
Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: Todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad.
Y cuando vino la muerte,
el viejo a su corazón
preguntaba: ¿Tú eres sueño?
¡Quién sabe si despertó!
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
y el caballito no vio.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crin lo cogía...
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado.
¡El caballito voló!
Quedóse el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.
Pero el niño se hizo mozo
y el mozo tuvo un amor,
y a su amada le decía:
¿Tú eres de verdad o no?
Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: Todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad.
Y cuando vino la muerte,
el viejo a su corazón
preguntaba: ¿Tú eres sueño?
¡Quién sabe si despertó!
Editado de Wikipedia
Foto: Imágenes Google
Vídeo: Cantares, Juan Manuel Serrat sobre versos de Antonio Machado
http://www.youtube.com/watch?v=qgP0hrVAZDY
No hay comentarios:
Publicar un comentario