La alegría hecha ciudad
Recordando La Habana
Recordando La Habana
Maggie Guaty Marrero
La Habana, Capital de Cuba, una ciudad que contó con rasgos propios desde su fundación colonial, y mantuvo un auge de crecimiento y progreso extraordinariamente acelerado después de la independencia de Cuba en 1902. Por sus exclusivas características se creó una personalidad, inigualable e irrepetible, convirtiéndose en una de las ciudades más interesantes y hermosas del mundo, siendo muy admirada y visitada en sus años de esplendor, hasta la entrada del comunismo en 1959.
En la década de 1950, los edificios comenzaban a alcanzar una altura de más de treinta pisos, y la arquitectura imperante en las áreas residenciales era flamante e innovadora. Las amplias y elegantes calzadas y avenidas, y las estrechas calles coloniales, guardaban un balance estético y funcional.
El caliente verano era la época perfecta para disfrutar de las incontables y cercanas playas, practicar deporte en uno de sus tantos parques, jardines y clubes, o simplemente sentarse en el portal a conversar, tomar un buchito de café, y ver la gente pasar.
Los otoños entraban dándole respiros de brisa al caluroso verano y brindando asombrosas puestas de sol, “el frío” un fresco agradable, era sólo un pretexto para vestir con elegancia y lucir los nuevos trajes y abrigos, estación ideal para paseos y fiestas. La ciudad era un deleite todo el año, pero nada como las Navidades o los Carnavales, en donde se acicalaba y brindaba lo mejor de si misma.
Así era La Habana, y de mil formas más, cada calle, cada rincón, tenía su especial encanto. Modernos repartos, como el Vedado, -modernidad contrastando con la majestuosidad de las antiguas casonas - Miramar: bella, distinguida, fastuosa y elegante. Incontables cines y teatros, los regios Clubes nocturnos y Cabaret, que brindaban vistosos espectáculos, y grandes y lujosos hoteles que alojaban turistas del mundo entero.
La importancia de la religión estaba presente en sus Iglesias : La Catedral, la Virgen de Regla, La Iglesia de Reina, Jesús de Miramar, La Parroquia del Vedado, San José Nuevo Vedado, por mencionar unas pocas.
Magnífica y mimada por el azul de un cielo que le brindaba el encuadre perfecto a una ciudad con un aroma inconfundible: perfume a mar. Cadencia de son, bullicio, pregones, garbo y verdor de palmas, acicalada con monumentos e infinidad de callejones que atesoraban sus leyendas. La presencia de personajes conocidos por todos que se hicieron famosos por sus excentricidades.
Limpia, brillante, besada por las olas, protegida por el Malecón y sus fortalezas, hija predilecta de las Antillas. Una esperanza de aventura y sorpresa en cada esquina. La alegría hecha ciudad, esa es La Habana que recordamos.
Hoy, es una sombra de lo que fue, aquel esplendor que una vez tuvo se ha visto opacado por la corrosión comunista. La ciudad se encuentra hoy de rodillas bajo el yugo que oprime a toda Cuba, maltratada y abandonada por un sistema cruel.
La seguimos queriendo y añorando, y esta anciana y enferma ciudad de hoy cuando Cuba sea libre, renacerá de sus escombros de nuevo para ser como fue antaño, la reina del Caribe, bella entre las bellas metrópolis del mundo, y se situará en el lugar que siempre le correspondió.
Bella Habana………. ¡Te saludo!
Maggie GuatyMarrero
© Copyright- Derechos reservados.
12 de febrero de 2001
Recogido de C´Jaronú
http://cjaronu.wordpress.com
Imagen: Google
.
La Habana, Capital de Cuba, una ciudad que contó con rasgos propios desde su fundación colonial, y mantuvo un auge de crecimiento y progreso extraordinariamente acelerado después de la independencia de Cuba en 1902. Por sus exclusivas características se creó una personalidad, inigualable e irrepetible, convirtiéndose en una de las ciudades más interesantes y hermosas del mundo, siendo muy admirada y visitada en sus años de esplendor, hasta la entrada del comunismo en 1959.
En la década de 1950, los edificios comenzaban a alcanzar una altura de más de treinta pisos, y la arquitectura imperante en las áreas residenciales era flamante e innovadora. Las amplias y elegantes calzadas y avenidas, y las estrechas calles coloniales, guardaban un balance estético y funcional.
El caliente verano era la época perfecta para disfrutar de las incontables y cercanas playas, practicar deporte en uno de sus tantos parques, jardines y clubes, o simplemente sentarse en el portal a conversar, tomar un buchito de café, y ver la gente pasar.
Los otoños entraban dándole respiros de brisa al caluroso verano y brindando asombrosas puestas de sol, “el frío” un fresco agradable, era sólo un pretexto para vestir con elegancia y lucir los nuevos trajes y abrigos, estación ideal para paseos y fiestas. La ciudad era un deleite todo el año, pero nada como las Navidades o los Carnavales, en donde se acicalaba y brindaba lo mejor de si misma.
Así era La Habana, y de mil formas más, cada calle, cada rincón, tenía su especial encanto. Modernos repartos, como el Vedado, -modernidad contrastando con la majestuosidad de las antiguas casonas - Miramar: bella, distinguida, fastuosa y elegante. Incontables cines y teatros, los regios Clubes nocturnos y Cabaret, que brindaban vistosos espectáculos, y grandes y lujosos hoteles que alojaban turistas del mundo entero.
La importancia de la religión estaba presente en sus Iglesias : La Catedral, la Virgen de Regla, La Iglesia de Reina, Jesús de Miramar, La Parroquia del Vedado, San José Nuevo Vedado, por mencionar unas pocas.
Magnífica y mimada por el azul de un cielo que le brindaba el encuadre perfecto a una ciudad con un aroma inconfundible: perfume a mar. Cadencia de son, bullicio, pregones, garbo y verdor de palmas, acicalada con monumentos e infinidad de callejones que atesoraban sus leyendas. La presencia de personajes conocidos por todos que se hicieron famosos por sus excentricidades.
Limpia, brillante, besada por las olas, protegida por el Malecón y sus fortalezas, hija predilecta de las Antillas. Una esperanza de aventura y sorpresa en cada esquina. La alegría hecha ciudad, esa es La Habana que recordamos.
Hoy, es una sombra de lo que fue, aquel esplendor que una vez tuvo se ha visto opacado por la corrosión comunista. La ciudad se encuentra hoy de rodillas bajo el yugo que oprime a toda Cuba, maltratada y abandonada por un sistema cruel.
La seguimos queriendo y añorando, y esta anciana y enferma ciudad de hoy cuando Cuba sea libre, renacerá de sus escombros de nuevo para ser como fue antaño, la reina del Caribe, bella entre las bellas metrópolis del mundo, y se situará en el lugar que siempre le correspondió.
Bella Habana………. ¡Te saludo!
Maggie GuatyMarrero
© Copyright- Derechos reservados.
12 de febrero de 2001
Recogido de C´Jaronú
http://cjaronu.wordpress.com
Imagen: Google
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