Zacatecas, la capital del estado del mismo nombre, en el centro de México, se ha convertido en uno de los destinos estrella del país, aunque todavía no sea ampliamente conocido.
Zacatecas fue fundada en 1546 por Juan de Tolosa a partir del descubrimiento de las ricas minas de plata que aportarían fuertes ingresos a la corona española durante varios siglos. Del mismo modo, Zacatecas contribuyó a la pujanza de las minas de almadén, de donde procedía el mercurio utilizado en el proceso de obtención de la plata.
En 1993, la ciudad fue declarada por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad por su historia, su traza urbana y riqueza arquitectónica.
La ciudad debe también su fama a que fue escenario de la legendaria batalla que determinó el futuro de la revolución mexicana, el 23 de junio de 1914. La toma de Zacatecas se produjo en una breve pero encarnizada batalla. Pancho Villa, al mando de la División del Norte, la tomó en unas horas, venciendo al Ejército de Victoriano Huertas y decidiendo el triunfo definitivo de la revolución.
Hotel Quinta Real, antigua Plaza de toros |
La ciudad está enclavada en un enorme barranco, flanqueada por el histórico Cerro de la Bufa, el Cerro del Grillo, el Cerro de la Virgen y el Cerro del Padre, situación geográfica que le da su especial forma.
Fachada de la catedral de Zacatecas |
Zacatecas sigue siendo una de las principales zonas mineras del mundo. Uno de los planes turísticos más atractivos es comenzar por las entrañas d la ciudad, visitando la imponente mina El Edén, fundada a mediados del siglo XVI y clausurada en 1960 por la inundación de sus túneles y el peligro que suponía para la cercana ciudad.
Desde 1975, El Edén se ha convertido en una extraordinaria atracción para el visitante, con un amplio recorrido por su interior, que alberga un museo, restaurantes y hasta una singular discoteca, única en el mundo. Su tren minero recorre más de medio kilómetro para observar de cerca las impresionantes formaciones de roca mineral y el aspecto de la mina tras siglos de explotación.
Al la salida de la mina, al viajero le espera uno de los grandes atractivos de Zacatecas, un teleférico que desde el Cerro del Grillo al Cerro de la Bufa recorre 650 metros sobre la ciudad, una experiencia de siete minutos que por si sola justifica la visita. La vista aérea permite apreciar la forma de construir de los españoles, adaptándose al terreno abrupto y a las explotaciones mineras.
Cultura y fiestas
Zacatecas cuenta con una gran variedad de fiestas y tradiciones populares que sus habitantes viven en la calle. En sus célebres callejonadas, las cuadrillas recorren las calles y plazas del centro de la ciudad, acompañados de un típico "tamborazo", y en cuyo trayecto se degusta el licor mezcal regional.
La ciudad posee 24 museos, cuyas obras y objetos cuentan la historia de lo que fue una opulenta sociedad edificada sobre la extracción de la plata y el oro de sus minas. El Museo Rafael Coronel, albergado en el antiguo colegio San Luis Gonzaga de los Jesuitas, cuenta con la colección más grande de máscaras de América Latina, un impresionante legado que refleja los miles de rostros de los mexicanos a lo largo de la historia.
La tradición platera de Zapatecas se conserva en el Centro Platero, situado en la Hacienda de Hernández. Allí se puede ver a los artesanos trabajando en el diseño y modelado de hermosas piezas de plata que se venden al público.
No puede faltar la visita a alguno de los pueblos mágicos, un conjunto de villas catalogadas así como reconocimiento a quienes han sabido guardar la forma singular de su riqueza cultural e histórica. Los españoles no pueden dejar de visitar Jerez, pueblo pintoresco y alegre, a solo 45 minutos de Zacatecas. Sus plazas y jardines, la música en las calles y la hospitalidad de sus gentes recuerdan el carácter andaluz de sus lejanos orígenes.
La Razón, Madrid.
* El Cerro de la Bufa, ubicado al este del centro histórico de la ciudad, se alza a una altura de 2,657 mt. Esta montaña sirvió de alojamiento a varias tribus de los zapatecos, de los cuales la ciudad heredó su nombre.
Existen varias versiones sobre el porqué se le llamó "Cerro de la Bufa". Una de ellas y la más conocida dice que fue bautizado así por el propio Juan de la Tolosa. Bufa es una palabra aragonesa que quiere decir vejiga de cerdo, y le encontraron esa forma parecida.
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