Mostra de Venecia 2011: Reseña Final
Se acabó la 68ª edición del festival de cine de Venecia y
en la boca queda un regusto extraño. Este año la selección había roto moldes:
23 películas en competición, todas en estreno mundial en
el Lido (cuarta vez en cinco años), dirigidas por autores de
renombre como Roman Polanski, Steven Soderbergh, George Clooney,
Tomas Alfredson o Steve McQueen.
La recepción de crítica y público a muchas de ellas fue
muy positiva: “Un dios
salvaje”, de Roman Polanski, recibió desde el
día de su presentación los elogios de todo el mundo y se perfiló como
favorita al León de Oro. Ese favoritismo se trasladó paulatinamente a “Shame”, segundo
largometraje de Steve McQueen (ese artista de nombre equívoco y sagrado), que hasta la
ceremonia final fue la candidata predilecta en todas las apuestas. También se
esperaba a “The Ides of March”,
película con la que el George Clooney, más comprometido políticamente esperaba
arañar, por fin, alguna estatuilla veneciana.
Sin embargo, la épica irrupción del “Fausto” versionado por el
ruso Aleksandr Sokurov dio al traste con los pronósticos y dejó en un mar de
incertidumbre tanto al enjambre de cinéfilos que seguía la ceremonia
como a todos aquellos que, convencidos de que el plato fuerte ya se había
servido ―los cinco directores mencionados anteriormente ya habían
presentado sus obras―, abandonaron a mitad del certamen Venecia para cruzar el
charco y cubrir la actualidad festivalera desde Toronto.
Más trágica fue aún la
concesión del León de Plata al chino Cai Shangjung por “People mountain, people sea”,
una película que pasó sin pena ni gloria ―y también en los días
finales― por la alfombra roja y que dejó fría a una crítica que ―todo
hay que decirlo― sí valoró muy positivamente el cierre de la tetralogía
sobre figuras del poder de Sokurov (sólo la superaba “Un dios salvaje”).
En cualquier caso, aunque a la mona la vistan de seda,
mona se queda, y ni la fáustica obra de Sokurov ni
la pausada propuesta de Shangjun conseguirán la proyección
internacional que un galardón como el León de Oro puede ofrecer: su naturaleza
intelectual o minoritaria lo impide.
A cambio, será interesante ver cómo se las
arreglan las obras de Polanski y McQueen, las favoritas
derrotadas ―”The Ides of March”,
de Clooney; “El
topo”, de Tomas Alfredson, y “Contagion”,
de Steven Soderbergh, tienen por sí solas potencial de distribución
comercial en todo el mundo―.
El fracaso de “Shame” podrá esconderse tras la enorme
Copa Volpi que alzó Michael Fassbender como Mejor Actor y tras el Premio FIPRESCI de
la Mostra; el de “Un
dios salvaje”, tras la buena acogida y lo cómico de su propuesta.
Y como no hay dos sin tres, el Gran Premio del Jurado
concedido a “Terraferma”, de
Emanuele Crialese, también provocó la ira de los periodistas que
abarrotaban la sala de prensa del Lido de Venecia. Ignoro qué habrá
visto el jurado presidido por Darren Aronofsky en esta obra plana y convencional que aunque
trata un tema de rabiosa actualidad e interés indudable ―la inmigración
ilegal y las repercusiones sociales que tiene en las pequeñas comunidades
mediterráneas que los acogen llevados por la buena voluntad de que carecen las
leyes― no destaca por un guión arriesgado o novedoso, una interpretación
notable o cualquier otro plano técnico reseñable.
La producción
italiana ―al igual que la francesa― ha fracasado en Venecia, por
mucho que se quiera reconocer su valía en el palmarés, donde no está la
estadounidense ―fabulosa “Killer Joe”, validísima “Texas killing fields”―,
que sí fue vitoreada, por mucho que duela reconocerlo.
Por lo demás, me
quedo especialmente con el buen sabor de boca que deja “A simple life”,
película de la hongkonesa Ann Hui que le ha valido a su protagonista,
Deanie Ip, el premio a la Mejor Actriz. La cinta entusiasmó a la prensa
acreditada “menos especializada” de la Mostra por los maravillosos
sentimientos que la historia ―basada en hechos reales― desborda
con la misma naturalidad con la que se entregan mutuamente los
protagonistas. Prometo crítica.
Todo lo contrario pasa en “Alpis”, del griego Yorgos
Lanthimos, que, en la senda de “Canino”,
vuelve a ofrecer una propuesta atípica, imaginativa, irónica e irregular que se
alzó, a la postre, con el galardón al Mejor Guión. El Premio
Técnico fue para la fotografía de “Cumbres
borrascosas”, esperadísima y controvertida adaptación de
la británica Andrea Arnold ―con guión de Olivia Hetreed― del
clásico de Emily Brontë.
En la sección Orizzonti, “Kotoko”, de Shinya Tsukamoto, se alzó con el máximo galardón, mientras que
el inolvidable documental “Whores’ glory”,
de Michael Glawogger, se llevó el Premio
del Jurado. “Scialla!”, de
Franceso Bruni, ganó en Controcampo Italiano. “Là-bas”, dirigida por
Guido Lombardi, fue la ganadora del Premio Luigi
di Laurentiis a la Mejor Ópera Prima.
Reproducio de http://www.enclavedecine.com
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