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Delegada de la chusma
- Alfonso Ussía
Lo siento por los peregrinos que han sufrido los ataques de odio de la
chusma. El mal rato no se lo quita nadie. Pero han contribuido al bien
con su miedo y su estupor. Han desenmascarado a esa gentuza sin ideas y
rebosadas de ira. Podría haberse evitado, pero la Delegada del Gobierno,
desde ahora Delegada de la Chusma, hizo todo lo posible para que se
produjera el enfrentamiento. Mejor que enfrentamiento, la agresión de
los violentos a los pacíficos que respondían al odio irracional con la
sonrisa del perdón.
Se han derrumbado los perroflautas. Más de un millón
de jóvenes limpios de cuerpo y alma han puesto en evidencia a la
suciedad por definición. Que no nos vengan con cuentos los necios con
sus proclamas baratas y elementales. Decía ayer una actriz de muy
reducidas dotes y lejana a la belleza, que antes de dar de comer al Papa
ella cocinaría para los de Sol. No es necesario que se esfuerce. El Papa
come en la Nunciatura y los de Sol no tienen necesidad de trabajar para
comer, porque son unos vagos sostenidos. Engañaron al principio, pero
durante poco tiempo. Están apoyados por los de siempre, y los de siempre
usan la violencia para compensar la oquedad de sus mentes, el exilio
permanente de las ideas.
Es fácil gritar, insultar, abofetear y
escupir. No tiene secretos ni se precisa una preparación especial para
hacerlo. De ser necesaria esa preparación, no gritarían, ni insultarían,
ni abofetearían ni escupirían. Ellos actúan desde la elementalidad más
brutal. Lo difícil es responder a la barbarie y a la agresión con una
sonrisa y los brazos caídos.
Este millón largo de jóvenes que se han
reunido en Madrid para ver y oír al Papa son los verdaderos pacifistas.
La inteligencia es pacífica. La brutalidad, ayuna de ideas, principios y
valores, tiene la garrota. Pero nada más que eso. La garrota de un
anticlericalismo cavernario que no encuentra argumentos para el debate.
La garrota del odio social renacido durante los años del zapaterismo. La
garrota del rencor.
Es curioso. Más de un millón de visitantes y Madrid
está limpia, y huele a limpia, y no se amontonan las basuras y los
desperdicios, y no se acumulan jeringuillas y deposiciones humanas. No
sólo creen en Dios, que es cuestión que atañe exclusivamente a cada
individuo. Están civilizados. Están educados en el respeto hacia los
demás y las ideas del prójimo. Están preparados para rezar por quienes
los hieren y humillan. No necesitan de la mugre humana para sobrevivir.
Reivindican la salud del alma y del cuerpo, sonrientes, felices,
esperanzados.
La Delegada de la Chusma tiene que abandonar su cargo
inmediatamente. Ella ha sido la responsable de la agresión. Las Fuerzas
del Orden Público son las primeras en exigir su marcha. Que se instale
en Sol con los suyos. Se sentirá muy bien entre el estiércol físico,
anímico y mental.
El agnosticismo ponderado, el ateísmo culto, el
laicismo sensato, reconoce sin tapujos el altísimo nivel intelectual de
quien representa hoy en día a Cristo en la tierra. Asombra y emociona su
palabra. El Papa ha venido a España a fortalecer a los que ya son
perseguidos. Y lo ha conseguido desde el primer momento, porque eran
casi dos millones de jóvenes, de futuros, los que aguardaban la llegada
de esa fuerza.
La chusma no puede con ellos. La violencia se derrota a
sí misma. Las máscaras han caído. La luz contra la oscuridad.
Maravillosa visita. Sea enviado inmediatamente un paquete a la Delegada
del Gobierno en Madrid. Cuando lo abra, se encontrará con una camiseta
sudada y una estrella roja de cinco puntas. Unos vaqueros de marca y
unas zapatillas malolientes. No encontrará en el paquete ninguna idea.
Quizá una garrota. Y que se instale en Sol hasta que su sucesor la
desaloje. Delegada de la Chusma.
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