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REZANDO BAJO LA LLUVIA
Caminaron y sudaron todo
el día, rezaron con Benedicto XVI y después el Papa se fue y quedó la
muchedumbre para pasar la noche. Pasar la noche no fue dormir. Fue
rezar, fue cantar, fue bailar danzas hebreas. Fue acudir a las capillas
a pasar largas horas en adoración. Algunos quedaban dormidos ante el
Santísimo, pero a nadie le importaba porque «Dios bendice a los que le
aman mientras duermen».
Sólo los más previsores
podrían intentar dormir, los que llevaron tienda de campaña o saco
impermeable, que no eran muchos. La lluvia embarró el suelo. Las almas
se mantenían cálidas y pensar en tumbarse era una locura. Las carpas de
oración eran casas de reposo, y el espíritu debía superar las pruebas de
la carne.
Muchos buscaban amigos o parientes de otros grupos y no los
encontraban. La telefonía móvil no funcionaba en algunas áreas. Otros se
enteraron de que muchos se habían quedado fuera. «Soy de una comunidad
neocatecumenal de Valencia, y esperaba encontrarme con unos hermanos de
Castellón, y me han dicho que no pudieron entrar, que no les dejaron»,
explica María Gómez, de 25 años.
Y no es que se llenase a reventar. Se
llenó, sí, pero mucha gente ocupaba un espacio extra con esterillas y
tiendas, también en la zona reservada para los «espontáneos», los
madrileños que debían llegar hoy por la mañana.
«La lluvia ha sido un
rollo, pero somos peregrinos y aguantamos lo que haga falta», explicaban
unos murcianos. Un grupo de scouts católicos franceses lamentaban que
no les habían dejado traerse su equipo completo a Cuatro Vientos.
«Pensábamos que con hacer vivac nos bastaría y no trajimos las tiendas.
Nos habrían protegido de la lluvia. ¡Después de tantos días de sol
español, es para enfadarse!», comentaba Jacques, de Burdeos.
Algunos se
desanimaron con el frío. Otros, en cambio, se mantenían con coraje.
«Nosotros somos franciscanos, ya sabes, la santa simplicidad, la hermana
lluvia, todo eso», comentan sonriendo unos Franciscanos de la
Renovación, de Estados Unidos. «Pasaremos la noche rezando y contando
chistes», decían.
larazón.es
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