2 de abril de 2011

.

UN MENSAJE
George Carlin

La paradoja de nuestro tiempo
es que tenemos edificios más altos
y temperamentos más reducidos,
carreteras más anchas
y puntos de vista más estrechos.

Gastamos más pero tenemos menos,
compramos más pero disfrutamos menos.
Tenemos casas más grandes
y familias más chicas,
mayores comodidades y menos tiempo.

Tenemos más grados académicos
pero menos sentido común,
mayor conocimiento
pero menor capacidad de juicio,
más expertos pero más problemas,
mejor medicina pero menor bienestar.

Bebemos demasiado,
fumamos demasiado,
despilfarramos demasiado,
reímos muy poco,
manejamos muy rápido,
nos enojamos demasiado,
 nos desvelamos demasiado, 
amanecemos cansados,
leemos muy poco,
vemos demasiada televisión
y oramos muy rara vez.

Hemos multiplicado nuestras posesiones
pero reducido nuestros valores.
Hablamos demasiado,
amamos demasiado poco
y odiamos muy frecuentemente.

Hemos aprendido a ganarnos la vida,
pero no a vivir.
Añadimos años a nuestras vidas,
no vida a nuestros años.
Hemos logrado ir y volver de la luna,
pero se nos dificulta cruzar la calle
para conocer a un nuevo vecino.
Conquistamos el espacio exterior,
 pero no el interior.
Hemos hecho grandes cosas,
pero no por ello mejores.

Hemos limpiado el aire,
pero contaminamos nuestra alma.
Conquistamos el átomo,
pero no nuestros prejuicios.
Escribimos más pero aprendemos menos.
Planeamos más pero logramos menos.
Hemos aprendido a apresurarnos,
pero no a esperar.
Producimos computadoras
que pueden procesar mayor información y difundirla,
pero nos comunicamos cada vez menos y menos.

Estos son tiempos de comidas rápidas
 y digestión lenta,
de hombres de gran talla
y cortedad de carácter,
de enormes ganancias económicas
y relaciones humanas superficiales.
Hoy en día hay dos ingresos
pero más divorcios,
casas más lujosas
pero más hogares rotos.

Son tiempos de viajes rápidos,
pañales desechables, 
moral descartable,
acostones de una noche,
cuerpos obesos,
y píldoras que hacen todo,
desde alegrar y apaciguar,
hasta matar.

Son tiempos en que hay mucho en el escaparate
y muy poco en la bodega.
Tiempos en que la tecnología
puede hacerte llegar esta carta,
y en que tú puedes elegir compartir estas reflexiones
o simplemente borrarlas.

Acuérdate
de pasar algún tiempo con tus seres queridos
porque ellos no estarán aquí siempre.

Acuérdate de ser amable con quien ahora te admira,
porque esa personita crecerá muy pronto
y se alejará de ti.

Acuérdate de abrazar a quien tienes cerca
 porque ese es el único tesoro
que puedes dar con el corazón,
sin que te cueste  un centavo.

Acuérdate de decir te amo a tu pareja
 y a tus seres queridos,
pero sobre todo dilo sinceramente.
Un beso y un abrazo
pueden reparar una herida
cuando se dan con toda el alma.

Acuérdate de tomarte de la mano
con tu ser querido
y atesorar ese momento,
porque un día esa persona ya no estará contigo.

Date tiempo para amar
y para conversar,
y comparte tus más preciadas ideas.

Y siempre recuerda:
La vida no se mide
por el número de veces que tomamos aliento,
sino por los extraordinarios momentos que nos lo quitan.
 
George Carlin.
Colaboración de Maíta García

No hay comentarios:

Publicar un comentario