29 de marzo de 2011

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Norman Rockwell,
el arte de la ilustración

- Hablar del arte americano del siglo XX supondría mencionar nombres ilustres como Jackson Pollock o Mark Rothko, pero si pensamos con nostalgia e inocencia, es Norman Rockwell (Nueva York, 1894-1978) quien nos viene a la cabeza. 

El ilustrador por excelencia y autor de nada menos que 323 míticas portadas del Saturday Evening Post  (entre 1916 y 1923) experimenta hoy un reconocimiento que no disfrutó en vida.

La Galería Dulwich de Londres expone hasta abril originales de Rockwell y lo encumbra entre "los mejores pintores realistas del siglo XIX", según su director Ian A.C. Dejardin. Y razón no le falta. Rockwell seguía el mismo proceso que los maestros: estudio de cada detalle del pincel, análisis de color y composición en óleo.

Mientras, el Museo de Brooklyn,  en Nueva York, acaba de terminar una muestra sobre su preciso proceso de trabajo. Para ilustrar escenas hogareñas y tiernas, pero sin dejar de lado la denuncia social, Rockwell “identificaba el escenario, la localización y cada detalle, comenta la responsable de la muestra. 

Amigos, vecinos y modelos espontáneos le servían para sus ilustraciones.   Se comprueba que sus pinturas comparten enfoque con la obra de Mark Twain en Connecticut. Ambos tienen en común una infancia miserable, ojos curiosos y humor sin límites.   

 La obra de Rockwell toma además hoy un significado especial: destacan por su inocencia, sin dejar de ser críticas."Desde los sesenta, el mundo es un lugar cínico. La visión de Rockwell demuestra que las escenas m´s cotidianas también son reales.    A pesar de los tiempos duros de la Segunda Guerra Mundial, "la gente seguía jugando y riendo". Ya lo dijo el mismo Rockwell: "Mostré la América que observaba y conocía y a otros que quizás no habían reparado en ella". El resultado, obras que cautivaron al gusto popular por su empatía.

El gusto de Rockwell por las estampas navideñas, niños tomando jarabe y mascotas a los pies de jóvenes despeinados no evitó que denunciara las injusticias sociales de su época. El racismo, la desigualdad de clases y las preocupaciones se muestran, sí, pero a través del humor y con unos trazos asequibles a todos los ojos. 

Es el cartel antinuclear o el lema para reclutar a jóvenes lo que se muestra al fondo de la ilustración. Pero la capacidad del ser humano por superarse     es la que siempre prima. Hoy, Norman Rockwell seguiría tomando fotografías y buscando con honestidad historias simpáticas. Adolescentes locos por Lady Gaga o Brad Pitt hubiesen sido un buen enfoque.Colas por el iPad2, quizás.   "Le encantaría  Glee", asegura Dejardin. Arte que busca la infancia para hacerse grande.

Editado de adn.es 

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