27 de marzo de 2011

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La alborada


Oscar Pérez Moro


La penumbra se aleja
y la impalpable claridad avanza;
la neblina ya no es espesa
porque se hace sonrisa la alborada.

Sale de la floresta
un vaho de perfume que me embriaga;
y el arroyo, al brincar entre las breñas,
es un ave sonora que me canta.

El ganado se inquieta,
y todo lo emblanquece la mañana
al imponer su luz sobre la niebla
que cubre la montaña.

Y aquel pastor que va con las ovejas,
ese soy yo, tocando mi guitarra.



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