¿Qué es la Guardia Suiza?
Germán Sánchez Griese
Fuente: Catholic.net
Al hablar de Roma vienen a nuestra mente tantos recuerdos. El Coliseo, las Termas de Carcala, los palacios renacentistas, las fuentes de Bernini en Piazza Navona, la inolvidable fuente de Tívoli. Son recuerdos vivos a los cuales asociamos esta bella y eterna ciudad mediterránea.
Junto a estos símbolos de la ciudad se encuentra uno que por folclórico, no deja de ser importante y representativo de la ciudad de Roma, y específicamente de la Ciudad del Vaticano. Me refiero a la Guardia Suiza.
Quien ha tenido la oportunidad de visitar la Plaza de San Pedro, la Basílica Vaticana, o de adentrarse a las oficinas de la Santa Sede a través del Borgo Santa Anna habrá aprovechado la oportunidad para tomarse o tomar una fotografía a los Guardias Suizos.
Muchas de estas fotografías, seamos sinceros, han sido tomadas por miembros del sexo femenino que han quedado impresionadas por la gallardía y el buen aspecto físico de estos jóvenes. Su variopinto uniforme –azul, amarillo y rojo- cuenta una leyenda, fue diseñado por el propio pintor de la Capilla Sixtina, Miguel Ángel Buonarrotti y cuentan con dos de ellos: uno para el invierno y otro para el verano.
Estos jóvenes suizos, cuya edad oscila entre los 19 y 30 años, estatura mínima de 1.74 m. y provenientes de los Cantones suizos, dedican dos años de su vida a la Guardia personal del Papa, con posibilidad de continuarse por otro período igual de tiempo. Pero dejemos a un lado elementos folclóricos y adentrémonos para conocer a este interesante organismo de la Santa Sede.
Su nombre oficial es Corpo della Guardia Svizzera Pontificia (Cohors Helvetica), Cuerpo de la Guardia Suiza Pontificia. El cuerpo lo forman 110 personas, entre efectivos y auxiliares.
Su historia se remonta a los finales del siglo XIV en donde numerosos soldados suizos junto con algunos soldados extranjeros estaban al servicio de la Santa Sede. Pero la idea de un cuerpo estable y disciplinado de soldados suizos que se dedicaran a la custodia de la persona del Papa y de los Palacios Pontificios se debe al Papa Julio II quien el 21 de enero de 1505 comunicó a los “Estados Confederados de la Alta Alemania” el encargo que había dado a Pietro von Hertenstein de conducir hasta Roma 200 soldados suizos para custodiar los palacios pontificios.
El 21 de enero de 1506 llegaron a Roma 150 soldados que atravesaron Porta del Popolo y se dirigieron a la Plaza de San Pedro en donde Julio II los bendijo solemnemente. Esta fecha es considerada como el inicio de la Guardia Suiza Pontificia.
A lo largo del tiempo la Guardia Suiza ejerció un papel muy importante en la protección de la persona del Sumo Pontífice, pues debe situarnos en la Edad Media donde los intereses políticos se mezclaban muchas veces con los religiosos. Varias veces el Papa tuvo que huir o defenderse de las invasiones extranjeras y los Guardias Suizos estaban ahí para cumplir con su papel de custodios.
El momento histórico más importante fue el 6 de mayo de 1527 en donde murieron 147 guardias suizos defendiendo al Papa, durante el saqueo de Roma. Solamente 42, de los 200 soldados suizos se salvaron defendiendo al Papa Clemente VII en el Castel San Angelo.
La Guardia Suiza se ha reorganizado varias veces, siendo la última vez el 5 de abril de 1979. Una de las ceremonias más características de esta Guardia tiene lugar el 6 de mayo de cada año, las cinco de la tarde en el Patio de San Dámaso, dentro de los Palacios del Vaticano.
Se trata del juramento que hacen los nuevos reclutas. Con sus vistosos uniformes toman con la mano izquierda la bandera de la Guardia Suiza, mientras que la mano derecha se alza al cielo con los dedos pulgar, índice y medio extendidos, simbolizando las tres personas de la Santísima Trinidad, pues el juramento se hace en nombre de la Santísima Trinidad.
Durante su estancia de dos años en Roma, además del servicio invaluable que prestan a la Santa Sede y al Sumo Pontífice, los guardias suizos estudian idiomas, informática y cursos universitarios.
Foto: GoogleFuente: Catholic.net
Al hablar de Roma vienen a nuestra mente tantos recuerdos. El Coliseo, las Termas de Carcala, los palacios renacentistas, las fuentes de Bernini en Piazza Navona, la inolvidable fuente de Tívoli. Son recuerdos vivos a los cuales asociamos esta bella y eterna ciudad mediterránea.
Junto a estos símbolos de la ciudad se encuentra uno que por folclórico, no deja de ser importante y representativo de la ciudad de Roma, y específicamente de la Ciudad del Vaticano. Me refiero a la Guardia Suiza.
Quien ha tenido la oportunidad de visitar la Plaza de San Pedro, la Basílica Vaticana, o de adentrarse a las oficinas de la Santa Sede a través del Borgo Santa Anna habrá aprovechado la oportunidad para tomarse o tomar una fotografía a los Guardias Suizos.
Muchas de estas fotografías, seamos sinceros, han sido tomadas por miembros del sexo femenino que han quedado impresionadas por la gallardía y el buen aspecto físico de estos jóvenes. Su variopinto uniforme –azul, amarillo y rojo- cuenta una leyenda, fue diseñado por el propio pintor de la Capilla Sixtina, Miguel Ángel Buonarrotti y cuentan con dos de ellos: uno para el invierno y otro para el verano.
Estos jóvenes suizos, cuya edad oscila entre los 19 y 30 años, estatura mínima de 1.74 m. y provenientes de los Cantones suizos, dedican dos años de su vida a la Guardia personal del Papa, con posibilidad de continuarse por otro período igual de tiempo. Pero dejemos a un lado elementos folclóricos y adentrémonos para conocer a este interesante organismo de la Santa Sede.
Su nombre oficial es Corpo della Guardia Svizzera Pontificia (Cohors Helvetica), Cuerpo de la Guardia Suiza Pontificia. El cuerpo lo forman 110 personas, entre efectivos y auxiliares.
Su historia se remonta a los finales del siglo XIV en donde numerosos soldados suizos junto con algunos soldados extranjeros estaban al servicio de la Santa Sede. Pero la idea de un cuerpo estable y disciplinado de soldados suizos que se dedicaran a la custodia de la persona del Papa y de los Palacios Pontificios se debe al Papa Julio II quien el 21 de enero de 1505 comunicó a los “Estados Confederados de la Alta Alemania” el encargo que había dado a Pietro von Hertenstein de conducir hasta Roma 200 soldados suizos para custodiar los palacios pontificios.
El 21 de enero de 1506 llegaron a Roma 150 soldados que atravesaron Porta del Popolo y se dirigieron a la Plaza de San Pedro en donde Julio II los bendijo solemnemente. Esta fecha es considerada como el inicio de la Guardia Suiza Pontificia.
A lo largo del tiempo la Guardia Suiza ejerció un papel muy importante en la protección de la persona del Sumo Pontífice, pues debe situarnos en la Edad Media donde los intereses políticos se mezclaban muchas veces con los religiosos. Varias veces el Papa tuvo que huir o defenderse de las invasiones extranjeras y los Guardias Suizos estaban ahí para cumplir con su papel de custodios.
El momento histórico más importante fue el 6 de mayo de 1527 en donde murieron 147 guardias suizos defendiendo al Papa, durante el saqueo de Roma. Solamente 42, de los 200 soldados suizos se salvaron defendiendo al Papa Clemente VII en el Castel San Angelo.
La Guardia Suiza se ha reorganizado varias veces, siendo la última vez el 5 de abril de 1979. Una de las ceremonias más características de esta Guardia tiene lugar el 6 de mayo de cada año, las cinco de la tarde en el Patio de San Dámaso, dentro de los Palacios del Vaticano.
Se trata del juramento que hacen los nuevos reclutas. Con sus vistosos uniformes toman con la mano izquierda la bandera de la Guardia Suiza, mientras que la mano derecha se alza al cielo con los dedos pulgar, índice y medio extendidos, simbolizando las tres personas de la Santísima Trinidad, pues el juramento se hace en nombre de la Santísima Trinidad.
Durante su estancia de dos años en Roma, además del servicio invaluable que prestan a la Santa Sede y al Sumo Pontífice, los guardias suizos estudian idiomas, informática y cursos universitarios.
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