20 de febrero de 2010


El edificio López Serrano eleva la majestuosidad
de su arte deco en La Habana de
1942


Cierra en Miami
la legendaria librería
«La Moderna Poesía»

Su historia desde su fundación en La Habana por un emigrante gallego en 1893.

Sarah Moreno

El paisaje cultural de Miami no volverá a ser el mismo cuando este fin de semana cierre sus puertas la legendaria librería La Moderna Poesía, otra víctima de la crisis económica y de la avanzada del libro electrónico.

Durante más de 30 años, primero en su sede de la Calle Ocho, y ahora en un local más pequeño en la avenida 57 y la calle 7 del noroeste, la librería fue un puntal de la distribución de libros en español, de textos de referencia y de mapas sobre Cuba, de clásicos españoles y de traducciones a esta lengua de autores de la literatura mundial. También editó libros que pertenecían al catálogo de la firma y brindó servicios comunitarios al ofrecer información para el examen de ciudadanía.

Entre anaqueles que marcan descuentos en títulos de Octavio Paz, Federico García Lorca o Rafael Alberti, en una antología de cuentos contemporáneos norteamericanos o en tesoros de la memoria como «Había una vez», un clásico de la literatura infantil que fue leído por varias generaciones de niños cubanos, se mueve estos últimos días la dueña de la librería, Magdalena Alvarez.

"La situación económica está muy mala y estoy pagando mucha renta. Además, la subida del euro nos afectó mucho. Antes compraba miles de pesos a España y ahora llevo un año sin comprarles. En otra época vendía un libro de Agatha Christie a $6, pero hoy ese precio es impensable porque comprar el libro cuesta mucho'', afirmó Alvarez, que a sus 75 años, y después de quedarse prácticamente sin empleados porque todos se han retirado, sigue conservando el espíritu de trabajo que aprendió de su tío y padrino, José Antonio López Serrano, propietario de La Moderna Poesía de La Habana.

"Yo corría por aquellos pasillos cuando era niña'', relató Alvarez sobre el edificio estilo Art Deco de la esquina de Obispo y Bernaza que en 1942 mandó a construir López Serrano, quien heredó el negocio de su padre, José López Rodríguez, un emigrante gallego conocido con el sobrenombre de "Pote'', que abrió el primer local de la famosa librería en 1893.

"El comenzó a comprar libros viejos y los vendía en una carretilla. Solía leer los obituarios para saber cuándo moría un abogado o un doctor, y entonces ir a comprarle su biblioteca a la viuda'', contó Alvarez sobre los comienzos de López Rodríguez, quien llegó a Cuba como un adolescente analfabeto y llegó a ser uno de los banqueros más importantes del país, propietario de un central azucarero y de numerosas imprentas, que se encargaron de imprimir tanto libros de texto como billetes de lotería y sellos.

Según cuenta Alvarez, López Serrano incrementó las propiedades de su padre con las conservas del bonito Comodoro, el Matadero Industrial de Cuba, las compotas JALS y los laboratorios de medicamentos Lex, además del Hotel Comodoro en Miramar. En 1931 construyó el edificio López Serrano, en El Vedado, considerado el primer rascacielos levantado en la isla. Cuando el empresario abandonó Cuba en 1959 para establecerse en Miami, tenía intereses en toda América Latina con su casa editora, La Cultural, S.A.

"López Serrano falleció en 1972 y su viuda, Joaquina Escapa, quiso abrir La Moderna Poesía en su memoria'', informó Alvarez, que entonces se convirtió en socia de su tía en un local ubicado en el 984 de West Flagler. En el 1980 se mudaron para el edificio de la Calle Ocho, que a la muerte de Escapa su hijo vendió para pagar los impuestos de herencia.

Tanto los libreros de la ciudad como los amantes de los libros lamentan el inminente cierre de La Moderna Poesía, aún más cuando éste se suma a la pérdida de otras librerías en español como la Cervantes en la Calle Ocho.

"Es la desaparición del mundo en que uno acostumbraba a moverse'', comentó Juan Manuel Salvat, dueño de la librería Universal, que dice haber sentido fuerte la crisis económica y la disminución del presupuesto de la biblioteca para adquisiciones.

"El libro electrónico viene con una fuerza arrolladora. El libro en papel quedará en segundo plano'', consideró el también editor.

La Moderna Poesía deja además un vacío en la disponibilidad del material educacional, sobre todo en español. "El cierre de una librería como ésta tiene un impacto negativo para nuestra comunidad. Eso quiere decir que se lee menos en español y por lo tanto se adquiere menos cultura. Las librerías que no pertenecen a conglomerados ofrecen libros que, paradójicamente, muchas veces no se encuentran en las librerías grandes, ya que éstas se concentran en los bestsellers en inglés e ignoran libros importantes de intelectuales hispanos'', expresó Eduardo Zayas-Bazán, tesorero de la Asociación Nacional de Educadores Cubanoamericanos (NACAE).

Si alguien puede entender en su dimensión más profunda el cierre de La Moderna Poesía, es Pedro Yanes, quien durante varias décadas contribuyó a impulsar las letras en español en Nueva York con su librería Las Américas.

"Cuando una librería desaparece, muere el espacio mágico de intercambio cultural por donde han pasado lectores, novelistas, poetas, ensayistas, políticos y niños en busca de sus primeras lecturas'', afirmó el librero, añadiendo que "en Nueva York llegó a haber seis grandes librerías hispanas y hoy no queda ninguna''.

Por su parte, el historiador y escritor Marco Antonio Ramos, que asegura haber comprado en La Moderna Poesía algunos de los 5,700 títulos que tiene en su biblioteca, dijo que los libros son "amigos entrañables, que no sólo se emplean como material de referencia, sino que pueden recordarnos otra época de nuestra vida o a personas queridas''.

"Cuando viajaba de Matanzas a La Habana siempre visitaba La Moderna Poesía con mi padre'', recordó. "Los que amamos los libros los seguiremos comprando, porque nos gusta su olor'', añadió pensando en adquirirlos lo mismo en una tienda que a través de internet.

En esta vía confía Magdalena Alvarez, quien cuando termine de poner a salvo el valioso inventario en un almacén, creerá un sitio web para vender sus títulos.

Con este cierre, la empresaria, que fue el alma de la librería en Miami, dice adiós a una faena familiar que pasó de generación en generación por más de 117 años.

"Es doloroso, pero no me queda más remedio que cerrarla'', indicó entre sollozos, informando que conservará el nombre del negocio como un homenaje al esfuerzo de la familia.

"Es una manera de recordar a los que hicieron el trabajo. Si el día de mañana la situación mejora, podemos abrir otra Moderna Poesía. Y a lo mejor podemos regresar a La Habana'', concluyó.

Texto: El Nuevo Herald, Miami
Foto: Google
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