ES
POSIBLE, SEÑOR,
ser hombres y mujeres
de este tiempo y, además,
mirar hacia el cielo
sabiendo que otra ciudad nos aguarda.
Pensar en esa otra
realidad de la que, aun sabiendo poco,
podemos adelantarla
aquí y ahora en esta tierra que nos rodea.
¡Sí!
¡ES POSIBLE, SEÑOR!
Sembrar el camino que
recorremos con el arado de la fe
y, desde la verdad en
Ti, derramar ilusión donde existe apatía,
o esperanza donde por
insistencia asoma el pesimismo.
Que la santidad, entre
otras cosas, es cambiar el mundo de color
y ofrecer la
posibilidad que, tú como Dios, le ofreces.
¡SÍ!
¡ES POSIBLE, SEÑOR!
Aspirar a lo alto sin
olvidarse de la pequeñez de cada día
y, vivir lo cotidiano,
sin necesidad de pasar por alto lo divino.
Que la santidad,
además, es ser consciente de que Tú nos acompañas
y que, cuando nos
dejamos por Ti llevar
somos capaces de
iniciar y finalizar grandes obras.
¡SÍ!
¡ES POSIBLE, SEÑOR!
Tallar en el recio
mármol de un mundo hedonista y caprichoso,
figuras que, desde su
fe, humanidad, oración o humildad,
nos recuerden que es
posible ser diferente sin ser necio,
ser grande siendo
pequeño, ser fuerte aún aparentando ser débil,
ser de la tierra sin
eclipsar lo que nos espera en lo eterno.
¡SI!
¡ES POSIBLE, SEÑOR!
Dar a todo ello un
nombre y, ese nombre, es el “ser santo”.
Un santo que tiene
como buena madera el evangelio.
Como oro, la caridad y
como dicha el hacer felices a los demás.
Como grandeza su
pobreza y como orgullo su servicio.
¡SÍ!
¡ES POSIBLE, SEÑOR!
Ser santo aún a riesgo
de aparentar no ser nada,
y de no ser nada por
pretender quererlo ser todo.
De ser débil por
empeñarnos en ser invencibles
y de ser invencibles
por presentarnos cómo débiles y humildes.
¡SÍ!
¡ES POSIBLE, SEÑOR!
Con tu mano, y de tu
mano, alcanzar con nuestros dedos
la bóveda de tantos
hermanos nuestros que, por ser diferentes,
hoy gozan de tu abrazo
y de tu reconocimiento.
Ellos, los Santos de
todos los tiempos,
nos invitan y nos
recuerdan, nos estimulan y nos inyectan
un “es posible” ante
lo que en el mundo parece una utopía:
¡SER
DE DIOS Y COMO DIOS MANDA!
¡ESO
ES SER SANTO!
Javier Leoz
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