Amores imposibles: Dante y Beatriz
El amor imposible de Dante fue Beatriz Portinari a quien inmortalizó
en su obra La Divina Comedia y en sus
sonetos de la Vita Nuova. Dante nos
descubrió una nueva forma de amar, sin egoísmo, sin correspondencia, sin
esperanza. Una amor idealizado que le permite seguir viviendo con Beatriz como musa de su obra.
Dante y Beatriz se conocieron, según algunos, desde la niñez y, según
otros, en la adolescencia; como quiera que fuera, Dante se prendó de "la
gloriosa señora de sus pensamientos", de quien hizo la razón de su
existir. La sonrisa y el leve saludo que Beatriz le prodigaba a Dante cuando
casualmente se encontraban, bastaban para satisfacer el profundo amor que el
poeta le profesaba. Beatriz contrajo nupcias con un rico banquero y Dante buscó
consuelo en el maravilloso mundo de la poesía, dando rienda suelta a su
imaginación, produciendo nuevas rimas, todas ellas reflejando el amor que
sentía por su dama.
Los jóvenes florentinos difundían las poesías de Dante al recitarlas
en las reuniones y, Beatriz al escucharlas, se reconoció en ellas. Ella, dama
virtuosa y además casada, se sintió lastimada en su dignidad, por ser la
inspiración de un amor insano y, desde entonces, cuando solía encontrarse con
Dante, aquel breve saludo con el que contaba el poeta para iluminar su
existencia, le era negado. Las congojas de Dante no terminarían ahí, poco
tiempo después Beatriz cayó enferma, contagiada de la peste negra o bubónica, y
en 1290 la muerte hizo acto de presencia y el fiel enamorado solo pudo seguir
de lejos el cortejo, acercándose a la tumba de la amada cuando todos se habían
retirado. Dante, hundido, trocó su vida en un constante disfrute de placers, prodigándose
múltiples amantes.
Tres años más tarde contrajo matrimonio con Gemma Donati, la joven
que su padre le había escogido para esposa, a la cual no amaba, lo que no
impedía que ella le brindara su ternura y admiración, comprendiendo que su
esposo no era como los demás hombres. Gemma hizo posible que Dante gozara de un
breve tiempo de paz y tranquilidad, tiempo que aprovechó para terminar "La Vida Nueva", mitad en verso y
mitad en prosa, poemas en los que, una vez más, ofrendaba su amor a Beatriz.
En “La Divina Comedia” pide a Beatriz que le conduzca a su lado:
-«Beatriz, guíame hacia el paraíso, ya que Virgilio ya cumplió su
misión.
Nuestro amor no es terrenal, porque este sentimiento es tan inmenso que no lo supera el amor de Dios por la humanidad»
Nuestro amor no es terrenal, porque este sentimiento es tan inmenso que no lo supera el amor de Dios por la humanidad»
Nota: La foto que ilustra esta historia es un cuadro del pintor
prerrafaelista Henry Holiday y representa el encuentro entre Dante y Beatriz
en el Puente Santa Trinidad en Florencia.
grandes-amores.blogspot.com/2008
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