Fruitcake y panettone
Ana
Dolores García
Entre los sabores de la Navidad que
los cubanos nos trajimos no pueden faltar los dulces que redondeaban la cena
de la Nochebuena criolla. Les hemos seguido siendo fieles, porque apenas llega
el mes de diciembre comenzamos a recorrer mercados latinos en busca de los
turrones de almendra. Y el propio día de la comida, mientras el pernil se asa
en el horno o en la caja china y se va preparando la yuca y el congrí o los moros, nos
enfrascamos en el laborioso proceso de hacer buñuelos.
Dos dulces más se han agregado a
nuestra mesa. Los conoce el mundo entero pero nunca formaron parte de nuestra
costumbre. Los anglosajones se decantan por el fruitcake, mientras que para los suramericanos el “pan dulce” o su
original italiano, el panettone, es
toda una tradición navideña.
Muchos aseguran que la confección del fruitcake se inició en el Este de
Europa. Otros se refieren a su inicio como romano. En realidad, el origen de
este plato tradicional es muy difícil de enmarcar en un lugar determinado
porque su creación se debió a la necesidad de obtener un producto duradero y
nutritivo y, más o menos en Roma o más al Este de ella, la necesidad de un
alimento duradero y nutritivo que resistiera el largo invierno era la misma
para todos los pueblos europeos.
En su confección se emplean frutos
secos, dátiles, nueces, especias de fuerte sabor como el jengibre y, aunque
ello se ha conservado como el ingrediente básico, ha ido sufriendo
transformaciones que han mejorado su gusto y su presencia. Pequeñas piezas de
estos frutos se confitan, se hacen más dulces y se maceran en licor durante
varios días.
No se sabe a ciencia cierta cuando el fruitcake se convirtió en un clásico
navideño, pero se habla de que los ingleses comenzaron a repartirlo en el siglo
XVII a las mujeres pobres que cantaban villancicos por las calles de Londres.
En los Estados Unidos es también el postre tradicional en la mesa de Navidad.
El pan dulce es, para algunos pueblos
de Hispanoamérica, el postre más tradicional de la Navidad e igualmente les
llegó de Europa, porque este pan dulce es una derivación del Panettone italiano.
Según un censo realizado en Roma
durante los buenos tiempos del Imperio de los Césares, la mayoría de las
panaderías allí pertenecían a los griegos, lo que nos da idea de la antigüedad
de la elaboración del pan. Pero parece ser que el Panettone no se creó en Roma sino en Milán y que fue muchos años
después de la caída del imperio romano, en la segunda mitad del siglo XV.
Cuenta una leyenda que el Duque
Ludovico Sforza probó una especie de pan dulce en la boda de la hija de un
panadero llamado Toni, y que gustó tanto a todos que pronto se hizo muy popular
y su consumo se fue extendiendo por toda Europa. Esta leyenda explicaría la
etimología de su nombre: panettone: “pan
de toni”.
La elaboración del panettone es más sencilla y no requiere
tantos ingredientes como el fruitcake.
Se trata de una masa de harina, ligera, esponjosa y trabajada con huevos,
mantequilla, levadura y azúcar, a la que únicamente se le agregan pasas y
ralladura de naranja.
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