8 de diciembre de 2014

Barcelona sempre és bona

Barcelona sempre és bona
Ana Dolores García

          Los gallegos suelen decir ¡Cómo chove en Santiago!  No estuve precisamente cerca de Galicia pero  puedo exclamar también y no sin razón:  ¡Com plou a Barcelona!  

Nada, que se me ocurrió coincidir con una inoportuna borrasca. Definitivamente fue una semana pasada por agua que no por tanto cielo encapotado me impidió disfrutar  de una ciudad impresionante y de su oferta de modernidad y arte. Y a todo esto ayudó el que calles principales y avenidas ya estaban engalanadas con luces multicolores para recibir la Nadal.

El Barrio Gótico
En realidad, Barcelona tiene tres caras: la del barrio viejo,  el de los tiempos góticos de pasadizos y calles angostas; la del modernismo catalán producto de la imaginación original y única de Gaudí y sus seguidores en los albores del siglo XX; y la de la Barcelona contemporánea, la de los grandes edificios, las amplias avenidas y las tiendas, plazas y fuentes fastuosas.

A orillas del Mediterráneo y bien cerca de Francia y de los Pirineos, Barcelona es la segunda ciudad de España según los datos del censo de 2011 en el que se contaron más de cinco millones de habitantes entre ciudad y alrededores que forman su zona metropolitana.

Cuando empezó su historia, fue mucho más pequeña y hasta el origen de su nombre se pierde entre numerosas leyendas. Según la primera noticia que se tiene, en la región estuvo establecido un pequeño núcleo de pobladores íberos, los layetanos. Luego el enclave fue ocupado por los romanos que la llamaron pomposamente Colonia lulia Augusta Paterna Faventina Barcino. Ese “barcino” dicen que fue evolucionando durante la Edad Media hasta llegar al “Barcelona” actual.   

No faltó incluso una leyenda mitológica sobre el origen de su nombre: Hércules -deidad romana, hijo de Júpiter-,  se unió a los argonautas para ayudarles a buscar el Vellocino de Oro, pero al pasar cerca de la actual costa catalana una tormenta dispersó las embarcaciones que formaban la expedición, y al terminar faltaba la novena. Hércules la buscó y finalmente encontró los restos del naufragio de la Barca Nona (la novena embarcación) al lado del actual Montjuic. Los tripulantes habían encontrado tan acogedor el paraje que, ayudados por Hermes (dios del comercio y las artes) decidieron fundar una ciudad a la que dieron el nombre de Barcanona”.

Detrás de los romanos llegaron los fenicios, los cartagineses y hasta los árabes por poco tiempo.  Siglos después, el emporio económico de Cataluña y su capital Barcelona surgió con la revolución industrial del siglo XIX.

En la segunda mitad del pasado siglo la invadieron los andaluces e inventaron la rumba catalana. Hoy en día, los marroquíes. Muchos cubanos -que estamos por todo el mundo-, también han encontrado en Barcelona un lugar para rehacer sus vidas en libertad. 

Políticamente, la ciudad de Barcelona es la capital de la Comunidad Autónoma de Cataluña, más conocida como “Generalitat”, ya que la Nación Española está formada por distintas comunidades que gozan de cierta autonomía en la administración pública, de modo parecido a un Estado Federal. El gobierno de Cataluña ha intensificado recientemente sus reclamos perennes de convertirse en Nación.

En la parte antigua de la ciudad de Barcelona, -el afamado “barrio gótico”-, sobresale en importancia la catedral, de la que me ocuparé otro día.

El mayor exponente de la herencia gaudiana de comienzos de siglo pasado lo es sin duda
Casa Batlló (Gaudí)
la Basílica de la Sagrada Familia aún sin concluir y, además, el parque Güell, la Casa Batlló, La casa conocida como “La Pedrera”, el Colegio Teresiano y otros edificios más.

De la Barcelona monumental son exponentes el paseo de Gracia y, sobre todo, la Avenida Diagonal: once kilómetros de extensión y 50 metros de ancho que en tan largo recorrido, nada retorcido, va transformándose sucesivamente como bulevar, con calzada de peatones, carrileras para tranvías, calzadas laterales para autos, cafés, terrazas…. todo enmarcado por grandes almacenes que hacen de ella el más fastuoso bulevar para ir de compras o de paseo.

Sin embargo, entre los turistas el más popular del centro de Barcelona lo es el Paseo de Las Ramblas. Un ancho paseo central para peatones que nace junto al Puerto, a orillas del monumento a Cristóbal Colón.  Allí los floristas exponen sus flores en sus numerosas casetas en la sección que popularmente es conocida como Rambla de las flores. Otras secciones son la Rambla de los pájaros, la de los libros, salpicadas siempre por casetas que ofrecen los imprescindibles suvenires y libros con historia y mapas de la ciudad, y las casetas-extensiones de los restaurantes que abundan en sus aceras. 

Hay un proverbio catalán muy popular que dice: “Barcelona és bona si la bossa sona. Tan si sona com si non sona, ¡Barcelona és bona!”

Lo cambio algo: Barcelona sempre és bona. Més si la bossa sona, Barcelona és més bona.

Y, sobre todo, si no llueve.
 
Fotos: adg

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