Barcelona sempre és bona
Ana
Dolores García
Los gallegos suelen decir ¡Cómo chove
en Santiago! No estuve precisamente
cerca de Galicia pero puedo exclamar también
y no sin razón: ¡Com plou a Barcelona!
Nada,
que se me ocurrió coincidir con una inoportuna borrasca. Definitivamente fue
una semana pasada por agua que no por tanto cielo encapotado me impidió
disfrutar de una ciudad impresionante y
de su oferta de modernidad y arte. Y a todo esto ayudó el que calles
principales y avenidas ya estaban engalanadas con luces multicolores para
recibir la Nadal.
El Barrio Gótico |
A
orillas del Mediterráneo y bien cerca de Francia y de los Pirineos, Barcelona es
la segunda ciudad de España según los datos del censo de 2011 en el que se
contaron más de cinco millones de habitantes entre ciudad y alrededores que
forman su zona metropolitana.
Cuando
empezó su historia, fue mucho más pequeña y hasta el origen de su nombre se pierde
entre numerosas leyendas. Según la primera noticia que se tiene, en la región estuvo
establecido un pequeño núcleo de pobladores íberos, los layetanos. Luego el
enclave fue ocupado por los romanos que la llamaron pomposamente Colonia lulia Augusta Paterna Faventina
Barcino. Ese “barcino” dicen que fue evolucionando durante la Edad Media
hasta llegar al “Barcelona” actual.
No
faltó incluso una leyenda mitológica sobre el origen de su nombre: “Hércules
-deidad romana, hijo de Júpiter-, se
unió a los argonautas
para ayudarles a buscar el Vellocino de Oro,
pero al pasar cerca de la actual costa catalana una tormenta dispersó las
embarcaciones que formaban la expedición, y al terminar faltaba la novena. Hércules
la buscó y finalmente encontró los restos del naufragio de la Barca Nona (la novena embarcación) al
lado del actual Montjuic. Los tripulantes habían encontrado tan
acogedor el paraje que, ayudados por Hermes (dios del
comercio y las artes) decidieron fundar una ciudad a la que dieron el nombre de
Barcanona”.
Detrás de los romanos llegaron los fenicios, los cartagineses y hasta los árabes por poco tiempo. Siglos después, el emporio económico de Cataluña y su capital Barcelona surgió con la revolución industrial del siglo XIX.
Detrás de los romanos llegaron los fenicios, los cartagineses y hasta los árabes por poco tiempo. Siglos después, el emporio económico de Cataluña y su capital Barcelona surgió con la revolución industrial del siglo XIX.
En
la segunda mitad del pasado siglo la invadieron los andaluces e inventaron la
rumba catalana. Hoy en día, los marroquíes. Muchos cubanos -que estamos por
todo el mundo-, también han encontrado en Barcelona un lugar para rehacer sus
vidas en libertad.
Políticamente,
la ciudad de Barcelona es la capital de la Comunidad Autónoma de Cataluña, más
conocida como “Generalitat”, ya que la Nación Española está formada por
distintas comunidades que gozan de cierta autonomía en la administración
pública, de modo parecido a un Estado Federal. El gobierno de Cataluña ha
intensificado recientemente sus reclamos perennes de convertirse en Nación.
En
la parte antigua de la ciudad de Barcelona, -el afamado “barrio gótico”-, sobresale
en importancia la catedral, de la que me ocuparé otro día.
El
mayor exponente de la herencia gaudiana
de comienzos de siglo pasado lo es sin duda
la Basílica de la Sagrada Familia
aún sin concluir y, además, el parque Güell, la Casa Batlló, La casa conocida como “La
Pedrera”, el Colegio Teresiano y otros edificios más.
Casa Batlló (Gaudí) |
De
la Barcelona monumental son exponentes el paseo de Gracia y, sobre todo, la
Avenida Diagonal: once kilómetros de extensión y 50 metros de ancho que en tan largo
recorrido, nada retorcido, va transformándose sucesivamente como bulevar, con
calzada de peatones, carrileras para tranvías, calzadas laterales para autos,
cafés, terrazas…. todo enmarcado por grandes almacenes que hacen de ella el más
fastuoso bulevar para ir de compras o de paseo.
Sin
embargo, entre los turistas el más popular del centro de Barcelona lo es el Paseo de Las Ramblas. Un
ancho paseo central para peatones que nace junto al Puerto, a orillas del
monumento a Cristóbal Colón. Allí los
floristas exponen sus flores en sus numerosas casetas en la sección que
popularmente es conocida como Rambla de las flores. Otras secciones son la
Rambla de los pájaros, la de los libros, salpicadas siempre por casetas que
ofrecen los imprescindibles suvenires y libros con historia y mapas de
la ciudad, y las casetas-extensiones de los restaurantes que abundan en sus
aceras.
Hay
un proverbio catalán muy popular que dice: “Barcelona
és bona si la bossa sona. Tan si sona com si non sona, ¡Barcelona és bona!”
Lo
cambio algo: Barcelona sempre és bona. Més
si la bossa sona, Barcelona és més bona.
Y,
sobre todo, si no llueve.
Fotos: adg
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