Poema de
las rosas
Me
gustaban las rosas, Madre mía,
pero supe
que un día
en la
gloria del alba deslumbrante,
tus manos
luminosas
-nido de
mi esperanza y mis amores-
tomaron un
fragante
puñado de
esas rosas milagrosas
llenas de
transparencia y de rubores;
y,
obedeciendo a todos tus anhelos,
pintaron
de una tilma en la aspereza,
con todas
las bellezas de los cielos,
el cielo
virginal de tu belleza…
Y hoy las
amo, Señora,
con un
amor que con tu amor se inflama,
y al mirar
que el abril las desparrama
y con
alarde gentil el huerto enflora
cuajándolo
de estrellas,
pienso en
la dulce aurora
en que
cayeron de tus manos bellas.
Y sueño
que un día
-en el
alba radiosa cual ninguna-
tú me
pondrás tus flores, una a una,
dentro del
alma mía…
Y en esa
tilma oscura
de
tosquedades y miserias llena,
la manos
de tu amor y tu ternura
pintarán
tu magnífica hermosura
con
milagro inmortal, Virgen morena.
P. José
Luz Ojeda
(1899-1989)
Preciosa poesía, gracias
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