9 de enero de 2014

Miren que el amor no es solo el amor de las telenovelas


El Papa Francisco, hoy:

¡Miren que el amor del que habla Juan no es el amor de las telenovelas!

No, es otra cosa. El amor cristiano tiene siempre una cualidad: la concreción. El amor cristiano es concreto.

El mismo Jesús, cuando habla del amor, nos habla de cosas concretas: dar de comer a los hambrientos, visitar a los enfermos y tantas cosas concretas. El amor es concreto. La concreción cristiana. Y cuando no hay esta concreción, se puede vivir un cristianismo de ilusiones, porque no se entiende bien donde está el centro del mensaje de Jesús. Este amor no llega a ser concreto: es un amor de ilusiones, como estas ilusiones que tenían los discípulos cuando, mirando a Jesús, creían que era un fantasma.

…Si tú tienes el corazón endurecido tu no puedes amar y piensas que el amor es eso de imaginarse cosas. No, el amor es concreto. Y esta concreción,   se funda sobre dos criterios:

Primer criterio: amar con las obras, no con las palabras. ¡Las palabras se las llevó el viento! Hoy están, mañana no están.

Segundo criterio de concreción es: en el amor es más importante el dar que el recibir. El que ama da, da... Da cosas, da vida, se da a sí mismo a Dios y a los demás. Sin embargo, quien no ama, quien es egoísta, siempre busca recibir, siempre buscar tener cosas, tener ventajas. Permanecer con el corazón abierto, no como estaba el de los discípulos, cerrado, que no entendían nada: permanecer en Dios y Dios en nosotros; permanecer en el amor.

En su homilía de hoy, 9 de enero de 2014, en la Casa Santa Marta, Roma (aciprensa.com)

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