El
Obelisco a Joaquín de Agüero
Marlene María Pérez Mateo
En 1913, el 30 de abril bajo
la solicitud de los alumnos de la Ciudad Escolar de Camaguey, Cuba, se inauguró
en la llamada Plaza Méndez de dicha ciudad un obelisco, aun existente. El lugar
había sido testigo el 12 de agosto de 1851 del fusilamiento de cuatro patriotas independentistas cubanos:
Joaquín de Agüero, Tomas Betancourt, Miguel Benavides y Fernando de Sayas.
El lugar para la ejecución
era estratégico. En el siglo XVII se le conocía como Sabana Méndez en honor a
la señora Beatriz Méndez, dueña a la sazón de dichos terrenos. Ocupaba el lugar
un tejar, trapiches y la cría de ganado. Era por entonces, y luego también, el
límite norte de la ciudad principeña y su entrada. Se entrecruzaban dos caminos
esenciales, el de Magarabomba y el de la
Matanza, Cuaciaja, Cubitas o el Real, dando acceso al embarcadero de la
Guanaja. Se trató entonces de una locación escogida con propósito aleccionador.
Mucho pudiera decirse de
Agüero y sus compañeros de lucha y martirio. Procedían todos de familias
sumamente acaudaladas. Bajo actas notariales habían renunciado a la propiedad
de esclavos. Promovieron las primeras escuelas públicas en su ciudad hacia
1843. Llegados hasta el punto, el 4 de julio de 1851, de alzarse en armas en
San Francisco de Jucaral en contra del colonialismo español.
Cuatro palmas en el Parque
Agramonte en el centro de la urbe aun les recuerdan. Ese Agramonte que
siendo muy chico escapó de la custodia
paterna para ver a los conspiradores ante sus ejecutores y guardó un pañuelo de
mano de los patriotas que siempre le acompañó, y en el exilio a su viuda.
El llegar hasta mi centro de
estudio en una etapa de mi vida escolar y la residencia cerca de dicha zona de
una muy querida familia, me hicieron testigo múltiples veces de una cercanía
física con el obelisco que ahora cumple 100 años.
Marlene María Pérez Mateo
Octubre 7, 2013
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