pero el Paráclito, el
Espíritu Santo,
que enviará el Padre en mi nombre,
será quien os lo enseñe todo
y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La Paz os dejo, mi Paz os doy:
No os la doy como la da el mundo.
Que no tiemble vuestro
corazón ni se acobarde…»
Juan 14, 23-29
Quiero estar contigo, Señor,
cerca para no perderte y, no perdiéndome de
Ti,
no olvidar a los que día a día me rodean.
Que tu Palabra, Señor, sea la que me empuje
a no olvidarte, y no olvidándote,
dar razón de tu presencia aquí y ahora.
Quiero
estar contigo, Señor,
Y a pesar del vacío que existe en el mundo,
intentar llenarlo con mi débil esfuerzo,
con mis frágiles palabras,
con mi alegría, fruto de mi encuentro
contigo.
Ayúdame, Señor, a guardar tu Palabra,
a llevarla cosida a mis pensamientos,
a practicarla en las pequeñas obras de cada
día,
a demostrarme a mí mismo
que cumpliendo tus deseos
y guardando tus promesas
es como podré alcanzar la Vida Eterna.
Quiero
estar contigo, Señor,
en las horas de luz cuando a las claras te
veo,
y en las noches oscuras al sentir que te
pierdo.
En las pruebas amargas cuando eres mi
bálsamo,
y en los instantes de soledad cuando avanzo
sólo.
Aquí me tienes, Señor, torpe y débil,
pero recordando que cumplir y amar tu Palabra
es la mejor autopista para llegarme hasta el
cielo.
Amén.
Javier Leoz, betania.es
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