LAS DAMAS DE BLANCO
EN LA ERMITA DE LA
CARIDAD EN MIAMI
Ana Dolores García
Este domingo Berta Soler no
desfiló con las Damas de Blanco en La Habana ni participó en la Eucaristía de
la iglesia de Santa Rita. Otras
compañeras suyas sí lo hicieron, tanto en La Habana como en Santiago. Pero Berta no estaba en Cuba sino en Miami.
Venía de regreso de Europa, de recoger el Premio Sajarov que hace ya ocho años se habían ganado las Damas de Blanco por su continuo desafío a
un gobierno que no respeta los derechos humanos de su pueblo.
Por ello, hoy, desde un tercer lugar se elevaron también al
cielo las plegarias de las Damas de Blanco, rodeadas esta vez por quienes
desde lejos las hemos acompañado con nuestras oraciones. Y
porque como hoy estaban en Miami, no podían dejar de acudir a la Ermita de la Caridad,
la casa construida por los cubanos para
alojar a nuestra Virgencita y repetirle cada día que vele por Cuba.
Fue una Misa dedicada en recuerdo
a Laura Pollán, la fundadora del grupo. Y también fue un acto de solidaridad con
todas ellas. En este domingo del amor en
el que el P. Rumín nos insistía sobre el
valor de los gestos, en expresión del amor que nos identifica como cristianos, los
asistentes puestos de pie recibimos a Berta con un prolongado aplauso. Un gesto
bien elocuente. Reyna Luisa Tamayo las
acompañaba y también escuchó una emocionada ovación.
Se reconocía igualmente la presencia
de varios miembros del grupo de los 75 que fueran encarcelados en la Primavera
Negra de 2003 y de líderes del exilio. Y
de periodistas, cámaras al hombro, a quienes más de una vez el P. Rumín les
pidiera fueran más discretos en su trajín de plasmar la constancia
gráfica.
La homilía del P. Rumín estuvo llena de palabras fuertes
al referirse a quienes socaban la libertad y los derechos del pueblo; elogiosas
a las Damas de Blanco, que portando flores defendían pacíficamente esos
derechos, y aún así soportaban asedios y golpizas; y evangelizadoras, al
referirse al texto de san Juan que se acababa de proclamar: «…Os doy un mandamiento nuevo:
que os améis unos a otros como yo os he amado, amaos también entre
vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos
míos, será que os amáis unos a otros».
La
Oración de los Fieles incluyó plegarias por Laura Pollán, por todos nuestros
mártires, por los presos de conciencia, sin olvidarnos tampoco del hermano
pueblo de Venezuela.
Berta Soler encabezó la Procesión de las Ofrendas portando una bandera cubana, a la que seguía un ánfora con agua de mar recogida en Cuba, de ese mar que baña las costas donde vivimos quienes formamos un mismo pueblo.
De
algo más nos enteró el P. Rumín: en el mural de la ermita, donde Teoc Carrasco
quiso plasmar toda la historia de Cuba en hechos y figuras, se puede ver una embarcación
con balseros, cuyo nombre, sorpresivamente, es Laura. Feliz coincidencia que
puede tomarse también como homenaje impensado a Laura Pollán, pues Teok
Carrasco terminó de pintar el mural en 1977.
A la
conclusión de la Eucaristía, el P. Rumín anunció la presencia del músico Jorge
Luis Piloto, autor de una bella canción dedicada a Laura Pollán, y de Amaury Gutiérrez,
que la popularizó con su voz y su guitarra y que también se unió al homenaje a Laura Pollán con su interpretación.
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