El estilo indefinido de Máxima Zorreguieta
El estilo de Máxima Zorreguieta como princesa
y desde hoy como reina, es difícil de definir, porque todavía no lo ha
encontrado. Esta argentina de origen, sigue experimentando con los colores, los
patrones y los complementos, sin centrarse en un look determinado.
Las figuras públicas suelen vestir siempre con un
patrón bien marcado, desde Margaret Thatcher con su «power suit», hasta
la princesa Diana y su estilo «lady» inconfundible. Es una manera que
tienen de definirse como personas y interactuar con sus conciudadanos.
Que la princesa Máxima no use todavía un patrón
bien definido, quizás tenga que ver con sus orígenes sartoriales neoyorquinos,
como «ejecutiva agresiva» en Deustche Bank (llegó a ser vicepresidenta
de ventas institucionales). Durante este período el uniforme de rigor eran los
aburridos trajes de chaqueta y pantalón de los años 90. Ahora que tiene la
posibilidad de vestir como ella quiere, por qué no probarlo todo antes de
ceñirse a un estilo más definido.
Todo a
juego
Si en España entendemos que los miembros de la
realeza deben apostar por diseñadores del propio país, para apoyar el
diseño autóctono, la Princesa Máxima no tiene ningún problema en elegir los
diseños «made in Italy» de Valentino (hasta para el día de su boda) o los de
los argentinos Graciela Naum o Benito Fernández, también,
siguiendo los pasos de la realeza belga, recurre en ocasiones a su más próximo
creador, Edouard Vermeulen, de la conocida casa de moda belga Natan.
Cuando viste de manera informal, siempre sigue
las tendencias vigentes, todas. Y sea cual sea la ocasión, le encanta combinar
el color de sus accesorios entre sí, una tendencia que en moda se conoce como
«matchy matchy», o lo que es lo mismo «todo a juego».
Su
debilidad por los tocados
Lo más interesante de esta princesa es que siempre
arriesga. Y aunque no siempre acierte, da igual. El hecho de querer innovar
con cada «look» es admirable, sobre todo dentro de una institución donde el
protocolo es muy rígido y la indumentaria puede resultar limitada.
Entre sus accesorios predilectos están los
tocados. ¿Los creadores? Desde el británico Philip Treacy hasta la
diseñadora Belga Fabienne Delvigne, pasando por la argentina Laura
Noetinger. Hasta apostó por llevar un turbante como tocado en la boda del
Príncipe William y Kate Middleton.
Para rematar, cuando la ocasión lo permite, no duda en lucir una tiara (entre las piezas más valiosas del ajuar real está una tiara antigua de la reina Guillermina, elaborada con perlas XXL que pertenecieron a la princesa de Orange Amalia de Solms-Braunfels, del siglo XVI) ¿Y por qué no?
Para rematar, cuando la ocasión lo permite, no duda en lucir una tiara (entre las piezas más valiosas del ajuar real está una tiara antigua de la reina Guillermina, elaborada con perlas XXL que pertenecieron a la princesa de Orange Amalia de Solms-Braunfels, del siglo XVI) ¿Y por qué no?
Aparte de que la Casa de Orange posea una extensa
colección digna de lucir, el parecerse a una princesa de cuentos de hadas, con
tiara incluida, es posiblemente el sueño de toda niña. Mientras las demás
nos quedamos con el recuerdo de las tiaras de la muñeca Barbie, ella tiene la
oportunidad de vivirlo en su propia piel.
Reproducido
de ABC, Madrid
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