30 de abril de 2013

LOS PAÍSES BAJOS



Los Países Bajos

Los Países Bajos (en Neerlandés “Nederland)  es un país europeo. Como su nombre indica, el territorio del país está formado por tierras (land) bajas (neder) de las que, aproximadamente, una tercera parte están situadas al nivel del mar o por debajo de este, lo que llevó a decir sus pobladores: “Dios hizo el mundo, y los holandeses Holanda".

Con frecuencia, el país es conocido por el nombre de su región histórica más influyente o relevante, “Holanda”, situada en la parte occidental del país. Su idioma también es conocido tradicionalmente, por extensión, como “holandés”,   aún cuando su nombre oficial es neerlandés. Los Países Bajos limitan al norte y oeste con el mar del Norte, al sur con Bégica  y al este con Alemania.

Los Países Bajos han sido habitados desde la última glaciación; los vestigios más antiguos hallados tienen una antigüedad de 100,000 años, cuando el país poseía un clima de tundra con muy escasa vegetación. Sus primeros pobladores fueron cazadores y al finalizar la edad del hielo el área fue habitada por varios grupos paleolíticos.  

En la época de la llegada de los romanos, los Países Bajos se hallaban habitados por varias tribus germánicas, quienes se habían asentado aquí alrededor del 600 a.C, y otras tribus célticas.  En el siglo I a.C., los romanos conquistaron la parte sur del país, creando la provincia romana de “Germania Inferior”. Ellos fueron los primeros en construir ciudades en el país. Posteriormente los Países Bajos pasaron a pertenecer al imperio de Carlomagno, que se extendía por lo que hoy son Bélgica, Francia, Luxemburgo, Alemania, norte de Italia y otros territorios de Europa occidental.  En 843 el Imperio quedó dividido en tres partes: Francia Occidental, Francia Oriental y Lotringia.  Esta última sección comprendía a los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y partes de Alemania y Francia. 

Los Países Bajos padecieron los saqueos de los vikingos, cuya supremacía   terminó en 920 gracias a los germanos. Los reyes y emperadores alemanes dominaron los Países Bajos durante los siglos X y XI con la denominación de Sacro Imperio Romano.

En dicha época, las Cruzadas fueron populares en los Países Bajos y muchos se unieron para ir a luchar en Tierra Santa.  Al cabo,  el Sacro Imperio Romano se mostró incapaz de mantener la unidad política debido a la creciente independencia de las ciudades y en 1433 buena parte del territorio de los Países Bajos y Bélgica fue unificada por el duque Felipe III de Borgoña. Los principales nobles de Holanda invitaron al duque a conquistar este país, a pesar de que él no tenía ninguna pretensión histórica sobre Holanda. Ámsterdam creció y en el siglo XV  se convirtió en el principal puerto comercial europeo para el grano procedente de la región báltica.

Por herencia y conquista, el país llegó a estar bajo posesión de la dinastía de los Habsburgo bajo Carlos V en el siglo XVI, quien los unificó en un solo estado.  Al emperador Carlos le sucedió su hijo Felipe II de España. A diferencia de su padre, que había crecido en Gante (Bélgica), Felipe tuvo poco apego personal con los Países Bajos, y así la nobleza local lo consideró indiferente hacia su estado. Como católico devoto, Felipe estaba consternado por el éxito de la Reforma Protestante, que llevó a un aumento en el número de calvinistas. Sus intentos de reforzar la persecución religiosa de los protestantes y sus esfuerzos por centralizar el gobierno, la justicia y los impuestos, le hicieron impopular y le condujeron a una revuelta. Los neerlandeses lucharon por independizarse de España, lo que originó la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648) que dio lugar a que las siete provincias rebeldes formaron la “República de los Siete Países Bajos Unidos”.

Guillermo I de Orange, el fundador de la familia real neerlandesa, lideró a los holandeses durante la primera parte de la guerra aunque esos primeros años fueron un éxito para las tropas españolas. Sin embargo, los asedios siguientes en Holanda fueron contrarrestados. El rey de España perdió el control de los Países Bajos por  la Paz de Westfalia (1848), que confirmó la independencia de España y Alemania de las Provincias Unidas. Los holandeses ya no se consideraban a sí mismos como alemanes desde el siglo XV, pero permanecieron oficialmente como parte de Alemania hasta 1648.

La identidad nacional se formó principalmente por la provincia de la que procedía la mayoría de la población. Puesto que Holanda era con diferencia la provincia más importante, la República de las Siete Provincias llegó a ser conocida como Holanda en los países extranjeros.

El mayor asentamiento neerlandés en el extranjero fue la Colonia del Cabo y El Príncipe de Orange  adquirió el control de la Colonia en 1788. Además, algunas colonias portuguesas fueron conquistadas, principalmente en el nordeste de Brasil, Angola, Indonesia y Ceilán. Debido a estos desarrollos, el siglo XVII lleva el sobrenombre de la Edad de Oro de los Países Bajos.

En 1810 el territorio de los Países Bajos fue incorporado al Primer Imperio Francés   bajo el mando de Napoleón I hasta 1814.  Después se formó un “Reino de los Países Bajos” que incluía a las actuales Bélgica y Luxemburgo además de Holanda.

Las tensiones entre el norte y el sur, entre otras causas por la diferencia religiosa, provocaron que en 1830  los belgas se declararan independientes, y aunque el rey Guillermo I de Alemania enviara un año más tarde sus tropas, la movilización de las tropas francesas en favor de la causa belga lo hizo desistir de cualquier enfrentamiento. Sólo ocho años más tarde, en 1829, se reconoció oficialmente la independencia de Bélgica.

En 1890, La ascensión al trono de la reina Guillermina, Princesa de Orange, significó a su vez la separación de los holandeses y Luxemburgo, debido a que en este último país el título de Gran Duque no puede ser heredado por una mujer.  
Editado de wikipedia.org

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