… Él les preguntó:
-- Y vosotros, ¿quién decís que soy?
Pedro le contestó:
-- Tú eres el
Mesías.
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y empezó a instruirles…
Marcos, 8
Y nosotros, ¿qué?
Preguntas
que, más que respuestas, exigen un convencimiento profundo de lo que somos y
vivimos: somos cristianos y queremos vivir como tales. Ser cristiano no es muy
difícil. Pero vivir como cristiano se
hace más cuesta arriba. Sobre todo si vivir como cristianos implica ir
contracorriente. Por ejemplo, no
comulgar con ruedas de molino en temas o en problemas que la sociedad presenta
como paradigma de progreso o bienestar social.
Como a Pedro,
también a nosotros el corazón nos puede traicionar. Queremos un Jesús amigo,
confidente, compañero, pero sin
demasiadas pretensiones.
Como Pedro
podemos pretender quedarnos en lo bonito de la amistad, En la superficialidad
de la fe. Pero el Señor quiere y desea que ahondemos en lo que creemos. Que
vivamos según como pensamos. Y que, en definitiva, no rehuyamos de esas
situaciones en las que podemos demostrar si nuestra fe es oro molido o arena
que se escapa entre las manos.
Javier Leoz,
betania.es
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