16 de septiembre de 2012

REFLEXIÓN




… Él les preguntó:

-- Y vosotros, ¿quién decís que soy?

Pedro le contestó:

-- Tú eres el Mesías.

Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.

Y empezó a instruirles…

Marcos, 8

 Y nosotros, ¿qué?

Preguntas que, más que respuestas, exigen un convencimiento profundo de lo que somos y vivimos: somos cristianos y queremos vivir como tales. Ser cristiano no es muy difícil. Pero vivir como cristiano  se hace más cuesta arriba. Sobre todo si vivir como cristianos implica ir contracorriente.  Por ejemplo, no comulgar con ruedas de molino en temas o en problemas que la sociedad presenta como paradigma de progreso o bienestar social.

Como a Pedro, también a nosotros el corazón nos puede traicionar. Queremos un Jesús amigo, confidente, compañero,  pero sin demasiadas pretensiones.

Como Pedro podemos pretender quedarnos en lo bonito de la amistad, En la superficialidad de la fe. Pero el Señor quiere y desea que ahondemos en lo que creemos. Que vivamos según como pensamos. Y que, en definitiva, no rehuyamos de esas situaciones en las que podemos demostrar si nuestra fe es oro molido o arena que se escapa entre las manos.

Javier Leoz, betania.es

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