… el Hijo del Hombre va a ser
entregado en manos de los hombres,
y lo matarán; y después de muerto,
a los tres días resucitará.
Pero no entendían aquello, y les
daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y una vez en
casa, les preguntó:
-- ¿De que discutíais por el camino?
Ellos no contestaron,
pues por el camino habían
discutido
quien era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los doce y
les dijo:
-- Quien quiera ser el primero,
que sea el último de todos y el
servidor de todos.
Y acercando a un niño,
lo puso en medio de ellos, lo
abrazó y les dijo:
-- El que acoge a un niño como
éste en mi nombre,
me acoge a mí; y el que me acoge a mí,
no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.
Marcos, cap 9
Quiero ser
importante, Señor,
pero como Tú lo
fuiste:
amando sin desmayo,
sin tregua ni límite
aportando a este
mundo un poco de fe y de esperanza
sabiendo que tu
presencia
es garantía de que
lo pequeño
es esencial para
entrar por las puertas del cielo.
Quiero ser
importante, Señor,
pero no con la
medida del mundo.
Que aprenda, oh
Jesús,
a invertir tiempo,
sudor y esfuerzo
en lo que
aparentemente no produce fruto.
En el campo que, por
ser duro y árido,
nadie quiere ofrecer
sus pies ni sus manos.
En los rostros que,
porque reclaman justicia,
son desterrados y
dejados de lado.
Quiero ser
importante, Señor,
a tu estilo y con tu
mano.
Poniendo valor donde
abunde la debilidad,
colocando tu Palabra
donde reine la confusión,
llevando tu persona
donde nos sometan otros dioses,
anunciando tu venida
donde otros
proclamen el vacío o el absurdo.
Al contrario de lo
que el mundo pretende,
como un niño en tus
manos,
como el evangelio,
que de día y de noche
me recuerda y me dice.
Javier Leoz,
betania.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario