21 de junio de 2012

UNA PILA BAUTISMAL JOYA DE NUESTRO PATRIMONIO HISTÓRICO



UNA PILA BAUTISMAL
JOYA DE
NUESTRO PATRIMONIO HISTÓRICO

La historia de esta joya habría que comenzarla no en la parroquia de Nuevitas donde se encuentra actualmente, sino en la Parroquial Mayor de Santa María del Puerto del Príncipe (actual catedral de Camagüey), lugar donde se colocó por primera vez. El obispo Fr. Gerónimo Valdés, en una fecha tan remota como el 27 de julio d 1704, hace alusión a esta pila bautismal, pero es el obispo Pedro Agustín Morell de Santa Cruz quien, en mayo de 1754, nos da su descripción exacta: "La Pila Bautismal es de piedra lisa y sólida con su pilar y basa de lo mismo y su tapa de caoba". Lamentablemente se desconoce el lugar de origen y su artista escultor.

En el año de 1801 es erigida como parroquia la Iglesia d Nuestra Señora de la Soledad (Camagúey) y a ella es trasladada la pila bautismal de la Parroquial Mayor. Unos sesenta años después, concretamente en 1862, se hace cargo de la parroquia de la Soledad el P. Ceferino Silva, quien encarga una nueva pila bautismal. Esta nueva pila, de mármol y proveniente de Barcelona, fue colocada en la iglesia parroquial el 16 de marzo de 1864. “La pila vieja fue regalada a la parroquia de San Miguel de Nuevitas, en virtud de carecer aquella parroquia de ella. Pues se bautizaba en un lebrillo, siendo cura interino de la misma el Pbro. D. Severino Álvarez”.

Son tres, por tanto, las iglesias donde ha estado esta pila bautismal: la Parroquial Mayor de Camagüey, la iglesia de Ntra. Sra. de la Soledad, en Camagüey y, por último y hasta el presente, la Iglesia de San Miguel en Nuevitas.

Bastaría solo su antigüedad y su tránsito por varias iglesias para justificar el cuidado especial que los nueviteros tienen para con la pila bautismal de su iglesia. Fue ella donde se bautizaron (y se bautizan) generaciones de cubanos.

Como dato importante señalamos que esta pila bautismal, mientras se hallaba en la parroquia de la Soledad, acogió entre sus aguas, el 6 de enero de 1842, a un niño nacido catorce días antes y cuyo primer apellido identifica actualmente a toda la provincia camagüeyana: el Mayor General Ignacio Agramonte y Loinaz, que fuera bautizado por el sacerdote Joaquín de Cisneros.

También bautizados en esa pila bautismal han sido, entre otros, los seis hermanos de Ignacio Agramonte; la poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda; los patriotas Eduardo Agramonte Piña, José Tomás Betancourt, Ubaldín y José Agustin Barranco, Lope Recio Loynaz, Maximiliano Ramos, Manuel Ramón Silva, Manuel Agramonte Boza, José Alberto Agramonte Piña, Juan Arredondo Pichardo, Leonte Guerra Cisneros,  Luis José Betancourt Agramonte y las benefactoras Eusebia Ciriaca de Varona y Ángela Hidalgo.  También el actual obispo de Ciego de Ávila, Mons. Mario Mestril Vega, y nuestro inolvidable arzobispo, Mons. Adolfo Rodríguez Hererra.

Ojalá que todos los que hoy día son bautizados en esa histórica pila bautismal de Nuevitas, así como sus padres y padrinos, se sientan parte de esta historia nuestra donde la fe católica y el amor a la Patria cubana han marchado de la mano de generación en generación.

El Boletín Diocesano de Camagüey agradece a la Lic. en Historia Amparo Fernández y a Enrique Palacios, Archivero de la parroquia de la Soledad, la valiosa colaboración de ambos.
Reproducido del Boletín Diocesano de Camagüey, Nº 50

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