¡Moringa!
Ana Dolores García
La palabrita suena rara y hasta fea. Pero
no, no pensemos mal. A lo mas parecido que nos llega es a dinga y mandinga, pero no tiene nada que ver con eso, aunque es un
nombre muy familiar en países desérticos y víctimas de hambrunas. La moringa,
que para los cubanos nunca fue conocida, pronto se va a incorporar a su dieta
diaria pues ha sido objeto de una profunda reflexión del sumo coma andante.
Específicamente la “moringa oleífera”,
según pronostica y aconseja el ahora Compañero Fidel, que está estudiando sus cualidades nutritivas, va a resolver
las actuales deficiencias de la dieta cubana. Se trata de un árbol originario
de norte de la India que crece en casi cualquier tipo de suelo, incluso en
condiciones de sequía.
Una buena noticia para los cubanos es que sus hojas
y flores se pueden comer crudas o cocidas. Y si se tienen huevos de ave, hasta
se puede hacer una tortilla con ellas. Se dice que tienen un gusto algo
picante, entre el berro y el rábano. (Se cierran los ojos y se lo imagina uno).
Por supuesto, se pueden comer también en ensaladas con algo de aceite.
Aún mas, da un fruto en forma de vainas que estando
verdes se pueden cocer y tienen un gusto parecido a las “chau-chas” (¿?). Se
hierven con un poco de sal, se abren y se le extraen las semillas ya listas
para consumir. ¡Si hasta tienen sabor parecido al garbanzo y se pueden tostar! Es por ello que en Cuba se está estudiando el agregarlas a
los granos de café antes de molerlos en el caso de que escaseen los garbanzos o
los chícharos.
Es un muti-uso como los actuales teléfonos móviles
de las series “i”. Se trata de una de las
especies vegetales con mayor contenido de aceite, lo que la convierte en un
importante recurso para fabricar biodiesel de calidad. Y eso es muy conveniente
si es que en un futuro próximo no se puede seguir contando con Chávez ni con la
ayuda petrolera de Venezuela. Lo malo
sería que no alcanzara el tiempo, porque
la planta tarda siete meses en florecer.
Su tronco se puede utilizar para leña, muy recurrida
en Cuba a falta de gas natural o de carbón, ya sea este mineral o vegetal. Y ¡ojo! si se cansan de mascar hojas, los cubanos pueden compartirla con el ganado
vacuno (¿cuál?), el porcino que tiene en la bañera o algún pollito que quede en el patio. Por
su parte y negocio, (¡atención, cuentapropistas!) las tiendas que venden
medicina natural sostienen que tiene altas propiedades curativas para un montón
de enfermedades y dolencias además de satisfacer el hambre.
Nada:
a sembrar moringa y a mascar moringa. Si lo del cinturón de café, el cultivo de
la fresa, la cría de cocodrilos en la ciénaga, las clarias, Ubre blanca y otras miles de ideas no
dieron resultado, esta vez el gran mentor ha acertado: siete años más, y el
hambre empezará a ser cosa de un pasado largo y vergonzoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario