Como morirse en un cibercafé
sin que nadie se entere
Una buena metáfora, sin duda, de la adicción a internet.
Resulta difícil creer que durante las trece horas que Chen Jung-yu
permaneció postrado en su silla sin vida, nadie, absolutamente nadie,
del cibercafé se diera cuenta.
Según se afirma desde el periódico local "Taipei times", el fallecido compró un bono de juego de 23 horas de duración, pero murió cuando habían transcurrido diez horas. Este ingeniero que trabaja en Northern Taoyuan Cable TV era uno de los clientes habituales del cibercafé.
Jugaba al World of Warcraft
Según se afirma desde el periódico local "Taipei times", el fallecido compró un bono de juego de 23 horas de duración, pero murió cuando habían transcurrido diez horas. Este ingeniero que trabaja en Northern Taoyuan Cable TV era uno de los clientes habituales del cibercafé.
Jugaba al World of Warcraft
En el momento del fallecimiento llevaba diez horas jugando al popular World of Warcraft, y no fue hasta que se cumplieron las 23 horas que había reservado para jugar, cuando el personal del establecimiento se dio cuenta de lo sucedido.
El secretario del cibercafé aseguró que no vio nada extraño en la actitud del joven al creer que simplemente, y cansado de jugar, se había quedado dormido. Chen Jung-yu se encontraba con la cabeza hacia arriba y las manos extendidas sobre el teclado.
Cuando el empleado fue a despertarle, llamó a la policía al darse cuenta que al desplazar la silla hacia atrás, las manos del jugador permanecían rígidas. En un principio, parece que la causa de la muerte se debe a un paro cardiaco provocado por la baja temperatura del lugar.
Ni la llegada de la Policía alteró al resto de jugadores
Según apunta el medio local, la investigación de la Policía se puede estar viendo entorpecida a causa del desinterés del resto de jugadores que se encontraban en la sala junto a Chen.
Ni la llamada a la Policía dando aviso por parte del empleado, ni el revuelo causado, consiguieron llamar la atención de las cerca de diez personas que estaban presentes. Estos continuaron jugando como si nada hubiese ocurrido hasta que los agentes de seguridad dieron órdenes de acordonar la zona para proceder a la investigación.
Reproducido de La Razón, Madrid
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