8 de julio de 2011

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Tres guardianes,

una llave y un tesoro

 

Una catedral histórica. Tres hombres que custodian un tesoro de valor incalculable. Sólo dos llaves que pueden abrir la caja del preciado ‘botín’ y unos pocos privilegiados que pueden dar cuenta de él.

No son los elementos de una novela, sino de uno de los robos más importantes de los últimos años, el del Códice Calixtino, una joya bibliográfica del siglo XII que ha sido sustraída misteriosamente del archivo de la Catedral de Santiago de Compostela, encargado de su custodia.

Sólo tres personas tenían acceso directo a la caja fuerte que lo protegía: el deán de la catedral, José María Díaz, y dos colaboradores, un especialista en Historia Medieval y otro en Historia Moderna. Fue uno de ellos quien el martes se percató de la ausencia de la obra, considerada por muchos el primer libro de viajes de la literatura occidental.

¿Quién está detrás de la desaparición? Esa es la pregunta que se hace la Brigada de Patrimonio de la Comisaría Central de la Policía Nacional, que se encuentra al frente de la investigación.

El propio deán de la catedral ha asegurado  que “quien se lo llevó sabía de qué se trataba y cómo llegar a él” y los expertos coinciden con su opinión: los responsables son personas familiarizadas con la institución.

Como en la mejor historia de intriga, los elementos parecen confabularse para darles la razón. Además de tener un acceso restringido, el archivo que albergaba la obra estaba protegido por un sistema de alarmas y antiincendios -que no se activaron- y ninguna de las cinco cámaras que velan por la seguridad de la estancia apuntaba directamente hacia el Códice.   Además, ninguna de las cerraduras estaba forzada.

Un posible robo por encargo

El valor de la obra sustraída es incalculable. No se trata del primer Códice Calixtino, pero sí del más antiguo y mejor conservado del Liber Sancti Iacobi. Sus textos e ilustraciones constituyen una de las mejores fuentes documentales del Camino de Santiago y de la historia de las peregrinaciones compostelanas.

Consta de 225 folios de pergamino y se divide en cinco libros: el primero tiene carácter litúrgico y recoge sermones y homilías; el segundo relata los milagros realizados por el Apóstol Santiago; el tercero recoge la traslación del cuerpo; el cuarto es el Libro de Turpín y el quinto es una guía de peregrinación, considerada la primera guía del Camino.

Su estimación es tan alta que ni siquiera tendría recorrido en el mercado negro, según reconoce el editor Manuel Moleiro, especialista en facsímiles y réplicas idénticas de códices y atlas. “Es imposible sacar una pieza así al mercado, aunque sea el mercado negro”, asegura.

Por lo que la hipótesis que toma más cuerpo es que la desaparición del Códice responde a un robo por encargo. “Lo lógico es que sea por interés de un coleccionista, para ingresar en una colección privada, porque no va a tener salida en el mercado”, asegura el decano de la Facultad de Historia de Santiago de Compostela, Juan Monterroso. “Es inútil para quien lo roba”, apostilla.

Con estas premisas, las autoridades trabajan desde última hora del miércoles para descifrar qué hay detrás de la desaparición del preciado Códice, uno de los puntales de la identidad gallega. El misterio está servido.

El Mundo, Madrid

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