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Perros que muerden la mano
- Por Roberto Álvarez Quiñones,
Los Ángeles, EEUU
Los Ángeles, EEUU
Los hermanos Castro se comportan como el perro
malagradecido que muerde la mano de quien le da de comer. Llaman "mafia de
Miami" y "gusanos" a los emigrados que, al enviar a sus
familiares en la Isla unos $1.100 millones anuales y llevar en sus bolsillos
otros 250 millones más cuando van de visita, son los que mantienen a flote la
economía que ellos arruinaron.
A esas cifras habría que sumar los honorarios
exorbitantes que cobra el gobierno por los pasaportes cubanos y sus prórrogas,
las "cartas de invitación", los permisos a los cubanos para visitar
su país —que economistas y agentes de viajes calculan en 400.000 en 2011—, la
"tarjeta blanca" para viajar desde Cuba, los pasajes con precios
astronómicos, las gabelas exigidas a las líneas aéreas y los tour-operadores…
Se deben añadir también los $65 mensuales que le
exigen a cada residente en la Isla cuando viaja al exterior para poder regresar
a la patria, el cobro en las aduanas cubanas de excesos de equipaje
inexistentes, los chequeos médicos a emigrados, la renta de automóviles y
taxis, más las fiestas y banquetes que organizan los emigrados en restaurantes,
hoteles y piscinas de la Isla para que familiares y amigos tengan un momento de
felicidad.
Todo ese dinero, que con las remesas puede alcanzar
$1.500 o $1.600 millones, convierte a la emigración en la industria
que genera el mayor ingreso neto "cash" en divisas para Cuba. Es,
además, la única fuente de financiamiento que tiene el "cuentapropismo", pues el régimen ni
tiene fondos ni quiere fomentar en serio el sector privado.
El gobierno de Raúl Castro sabe que la economía
cubana ha logrado sobrevivir hasta hoy por dos razones: los subsidios de Hugo
Chávez y las remesas que envía la diáspora cubana, que van al Estado vía shopping, hoteles,
restaurantes y clínicas.
Pero mientras las subvenciones venezolanas llegan a
la Isla en especie, las remesas constituyen dinero en efectivo y conforman la
"caja chica" del gobierno para sus gastos cotidianos y las
importaciones de todo tipo que tiene que hacer dada la improductividad inaudita
del sistema comunista.
Menosprecio oficial
Pese a todo lo anterior, el gobierno cubano es el
único de Latinoamérica que no agradece las remesas llegadas desde el
extranjero, y ni siquiera da cifras de dichos envíos. De esta manera expresa su
soberbia ante tan estratégico aporte financiero de los emigrados cubanos.
Venezuela, que sustituyó a la Unión Soviética como
el tío rico que mantiene al sobrino bribón, obsequia a Cuba unos 6.000 millones
de dólares anuales que incluyen 36,5 millones de barriles de petróleo con un
valor que oscila entre $3.300 y $3.700 millones . Con ese petróleo gratuito, los
Castro se dan el lujo de exportar gasolina y crudo, igual que hacían en los
años 80.
En aquella época, Cuba tenía en el CAME una
"cuota de consumo" de 13 millones de toneladas (90 millones de
barriles) de petróleo, de las cuales consumía 10 millones y reexportaba
el resto. Lo más escandaloso de ello me lo dijo en privado el entonces
presidente de JUCEPLAN (ministro de Economía), Humberto Pérez: el petróleo no
consumido ni siquiera llegaba físicamente a la Isla, sino que la URSS lo vendía
a países capitalistas y enviaba las divisas a La Habana: unos $500 millones,
cifra superior a la que aportaba el azúcar.
En 2010, el consumo cubano de crudo fue de 54,7
millones de barriles (7,8 millones de toneladas), según el Ministerio de la
Industria Básica, y la producción fue de 21,4 millones de barriles. Si se
agrega a esta última cifra el crudo venezolano, la suma da 57,9 millones de
barriles. Es decir, no se consumieron 3,2 millones de barriles, que fueron
reexportados probablemente ya refinados, como gasolina, por valor de unos $350
millones. Si fue una cantidad mayor, alguien miente: o Chávez regala más de
100.000 barriles diarios, o la Isla consume menos petróleo de lo que dice. Es
pura aritmética.
Otros ingresos provenientes de Caracas se basan en
prácticas esclavistas. De acuerdo con "desertores", el gobierno
chavista paga $3.000 mensuales por cada médico cubano (unos 15.000) en
Venezuela, pero al galeno le dan $300 y los otros $2.700 son para la cúspide
castrista. Eso ocurre en el siglo XXI, y ni la ONU, ni ninguna institución
internacional dicen nada al respecto. Pero ese despojo salarial, junto al de
miles de técnicos, espías, militares y oficiales cubanos de inteligencia que
operan en Venezuela, no va a la Isla, sino que el régimen lo descuenta de su
deuda por el petróleo recibido.
Ni el turismo ni el níquel
El turismo es el principal generador de ingresos
brutos en moneda extranjera, pero de cada $100 que entran en la Isla, salen de
$60 a $70 que son el componente importado del costo de operación de esa
industria, para la cual hay que importar hasta frutas y vegetales frescos de
República Dominicana. En 2010, según la Oficina Nacional de Estadísticas, el
turismo aportó $2.221 millones. Pero $1.488 millones regresaron al extranjero.
El níquel, primer producto de exportación, tampoco
supera a las remesas. La producción cubana de níquel más cobalto ha venido
declinando —¡qué raro!— y en 2009 fue de 70.100 toneladas. El coronel Marino
Murillo, ministro de Economía, reveló que en 2010 se produjeron 6.700 toneladas
por debajo del plan. Sin embargo, el problema aquí no es de producción sino de
costos y precios.
Este metal no ferroso, esencial para la fabricación
de acero inoxidable y otras aleaciones resistentes a la corrosión, llegó a
cotizarse a $54.000 la tonelada en mayo de 2007 en el Mercado de Metales de
Londres. Luego el precio se desplomó debido a la recesión internacional.
El costo de producción niquelífera en Cuba es
probablemente el más alto del mundo (se gasta demasiado petróleo). Por eso,
cuando en abril de 2009 el precio cayó a $10.000 la tonelada, José R. Machado
Ventura (segundo en la jerarquía dictatorial) anunció —según Reuters—que si el
precio bajaba a $9.000 sería incosteable producir dicho mineral, del cual Cuba
tiene las mayores reservas probadas a nivel mundial, con unos 900 millones de
toneladas.
Si Cuba vende 63.000 toneladas de níquel —China
compra casi toda la producción cubana— a unos $22.500 la tonelada (actual
cotización en Londres), obtiene $1.417 millones. Restándole a esta cifra un
costo de producción de $567 millones (al multiplicar $9.000 por 63.000 TM), el
ingreso neto es de $850 millones.
Con respecto a la biotecnología, lo último
informado por el gobierno fueron los $350 millones exportados en productos
farmacéuticos en 2007. El silencio oficial subsiguiente sugiere un descenso de
esa cifra. Además, el costo de producción en dicha industria es muy alto y las
ganancias no han de ser muy elevadas.
En tabaco, en 2010 fueron exportados puros por $368
millones. Y si a eso le restamos el costo de producción y comercialización, el
ingreso baja notablemente.
Las remesas, en cambio, no tienen costo de
operación alguno para Cuba. Llegan libres de polvo y paja. En conclusión, los “gusanos”
tan vilipendiados son la única mina de oro que tiene la empobrecida nación.
Recogido de diariodecuba.com
Remitido por Jorge Menéndez Lezpona
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