3 de abril de 2011

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El Domingo de la Alegría y de la Luz

“ Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver…”   
                                                                              (Jn., Cap. 9)

Quiero ver, Señor. 
Tócame, porque sabes que soy débil barro
y, con tu mano, en un poco más de barro
pon sobre mis ojos algo que despierte mi ceguera.
Porque confundo la verdad con mis propias verdades
Y tu voluntad con mis oportunos caprichos.
   
¿Me ayudarás, Señor, a ver como Tú y contigo?
¿Me ayudarás, Señor, a superar esta ceguera espiritual?
¿Me curarás cuando mis ojos ya no lloren por los demás?
¿Limpiarás mis miradas cuando sean egoístas y vacías?
¿Enseñarás a mis ojos el resplandor de tu rostro, Señor?


Javier Leoz,
www.betania.es

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