TAMBIÉN LES GUSTA EL LUJO...
- Lucía Méndez,
El Mundo, Madrid
- Qué decepción. A Obama y a Michelle también les gusta el lujo. Qué digo el lujo, el súperlujo, como a los jeques árabes, a los nuevos ricos... Tenían múltiples posibilidades para haber elegido un hotel estupendo y con encanto, pero han ido a escoger el hotel más lujoso de España y el lugar que en sí mismo es el símbolo de todos los pecados que nos han llevado a la crisis: Marbella.
La milla de oro, el derroche sin cuento, los billetes de 500 paseando por Puerto Banús, los yates de todas las mafias que convergen en la Costa del Sol. Un lugar que al estilo Obama no le pega ni con cola. Dice la directora del Hotel Villapadierna que la clave de su éxito está en una 'mística' especial que impregna sus salones, sus habitaciones y sus hermosos jardines. Ya pueden. Por 5.000 euros la noche, la mística tendría que llegar al éxtasis de Santa Teresa.
Y eso que tenían aspecto de familia normal, tirando a austera, con una juventud no precisamente boyante en los barrios de Chicago. Leyendo los dos libros que ha escrito, nadie diría que Obama se chifla por los spa de muerte y los campos de golf con bancadas de mármol de Carrara.
No sé qué les parecerá a los estadounidenses que su primera familia vaya a instalarse en el hotel más lujoso, más caro y más exclusivo de España, cuyas puertas no pueden cruzar ni siquiera en sueños los que tienen un buen sueldo. La exhibición del lujo es de mal gusto en tiempos de bonanza. En momentos de crisis resulta insoportable. Los asesores de Obama, cuya fama es legendaria, no han estado muy finos esta vez.
Para los españoles es fatal que Omaba y/o Michelle conozcan la España actual a través de los jardines del Villapadierna. Pueden creer que somos riquísimos, con lo cual es posible que EEUU nos obligue a nuevos sacrificios.
Sólo faltaba que Zapatero vaya a soplar las velas de su cumpleaños, que coincide con el de Obama el 4 de agosto, a los exclusivos salones de hotelazo. Mejor sería que le invitara a Quintos de Mora, una finca de caza que es ejemplo de austeridad comparada con Marbella, en la que se hicieron amigos Bush y Aznar. O a Doñana, donde intimaron con los Blair.
El Mundo, Madrid
- Qué decepción. A Obama y a Michelle también les gusta el lujo. Qué digo el lujo, el súperlujo, como a los jeques árabes, a los nuevos ricos... Tenían múltiples posibilidades para haber elegido un hotel estupendo y con encanto, pero han ido a escoger el hotel más lujoso de España y el lugar que en sí mismo es el símbolo de todos los pecados que nos han llevado a la crisis: Marbella.
La milla de oro, el derroche sin cuento, los billetes de 500 paseando por Puerto Banús, los yates de todas las mafias que convergen en la Costa del Sol. Un lugar que al estilo Obama no le pega ni con cola. Dice la directora del Hotel Villapadierna que la clave de su éxito está en una 'mística' especial que impregna sus salones, sus habitaciones y sus hermosos jardines. Ya pueden. Por 5.000 euros la noche, la mística tendría que llegar al éxtasis de Santa Teresa.
Y eso que tenían aspecto de familia normal, tirando a austera, con una juventud no precisamente boyante en los barrios de Chicago. Leyendo los dos libros que ha escrito, nadie diría que Obama se chifla por los spa de muerte y los campos de golf con bancadas de mármol de Carrara.
No sé qué les parecerá a los estadounidenses que su primera familia vaya a instalarse en el hotel más lujoso, más caro y más exclusivo de España, cuyas puertas no pueden cruzar ni siquiera en sueños los que tienen un buen sueldo. La exhibición del lujo es de mal gusto en tiempos de bonanza. En momentos de crisis resulta insoportable. Los asesores de Obama, cuya fama es legendaria, no han estado muy finos esta vez.
Para los españoles es fatal que Omaba y/o Michelle conozcan la España actual a través de los jardines del Villapadierna. Pueden creer que somos riquísimos, con lo cual es posible que EEUU nos obligue a nuevos sacrificios.
Sólo faltaba que Zapatero vaya a soplar las velas de su cumpleaños, que coincide con el de Obama el 4 de agosto, a los exclusivos salones de hotelazo. Mejor sería que le invitara a Quintos de Mora, una finca de caza que es ejemplo de austeridad comparada con Marbella, en la que se hicieron amigos Bush y Aznar. O a Doñana, donde intimaron con los Blair.
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