6 de septiembre de 2009


Reflexión

Tócame, Señor,
para que oyéndote,
sepa escuchar con nitidez lo que me dices.
Y si a veces, Señor, vuelvo la cabeza
haz que, de nuevo, con la veleta de la fe
me marques el sentido de mi vida.

Abre mis oídos, que te escuche
mis manos, que me dé
mis ojos, para que vea
mis pies, para que camine
mi conciencia, para que nunca te olvide.

Javier Leoz,
Betania.es
Ilustración: Google

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