Lectura para un plácido domingo:
Los exiliados
Álvaro de Villa
El primero que tuvo que abandonar un Paraíso no fue el cubano, sino Adán. Desde entonces anda dando tumbos por el mundo sin poder regresar. Es un consuelo y también una desesperanza. Parece que los americanos no han podido hacer nada por él tampoco.
La diferencia entre Adán y el exilado cubano es que el primero se tuvo que exilar por haber comido –la manzana- y el segundo por no tener qué comer. Adán gozó de una ventaja: como no tenía familia, no tuvo que mandar «money orders» ni paquetes a su tierra después. Además, pese a que fue el primero que llegó al exilio, tuvo la suerte de que no había nadie que le gritara esbirro.
En la antigua historia bíblica la serpiente fue la primera comunista y Eva la primera a quien le lavaron el cerebro. También, como Adán, el cubano llegó al exilio con una mano delante y otra atrás.
Continuando con las comparaciones bíblicas puede decirse que Noé fue el primer exiliado que salió en bote. Por su parte nos parece que Herodes fue el que levantó ese letrerito que tanto hemos visto aquí en las casas de apartamentos: «No children». Hay, sin embargo, un error en la Biblia que respetuosamente es preciso señalar y que hemos venido a descubrir los cubanos con la Revolución: Caín estaba también en el Paraíso.
Los cubanos no somos los únicos exiliados de la época. Hay también exiliados rusos, checos, polacos, españoles, alemanes, chinos, judíos. Los cosmonautas parecen exiliados del planeta que pudieron regresar. Los viajes al espacio exterior son los síntomas de esta época en la cual parece que no se puede vivir en ninguna parte. Los bailes son también reveladores. Observen que los que bailan los bailes modernos se mueven mucho, pero no salen del mismo sitio. Es curioso que entre las 25 corporaciones más poderosas del mundo la mayoría sea productora o vendedora de vehículos y gasolina en una época donde parece que no vamos a ninguna parte. Yo dije una vez que el que conduce un auto es un señor que quiere llegar primero, pero no sabe a dónde ni por qué.
Estados Unidos es como la meca de los exiliados del mundo. Este es un país formado prácticamente por extranjeros. Aquí la mayoría está compuesta de varias minorías. Infortunadamente existe una de esas minorías cuyo propósito es odiar a las demás minorías. Son los que llaman «bigots», los que tienen perjuicios raciales, nacionalistas o religiosos. Incidentalmente, los judíos son los únicos que se han podido refugiar en su propia tierra. Y los indios de aquí están desterrados de su propio país.
El exilio es un viaje absurdo que se hace para conseguir el pasaje de vuelta que a veces no llega nunca.
Los cubanos estamos tan divididos que unos se llaman a sí mismos «exilados» y otros «exiliados». Los exiliados cubanos han creado en Miami, juntando sus pobrezas, bastante riqueza. Allí están los comercios y las industrias de los exiliados. Y la enorme cantidad de profesionales de todas clases que han sido una bendición para este país, no sólo para sus compatriotas.
En este país se nos ha ayudado mucho, hay que reconocerlo así, pero se lo hemos pagado con nuestra creatividad y progreso. Y si los E.U. tienen una deuda con nosotros por motivos históricos –como una vez reconoció un Libro Blanco- se la hemos hecho pagar regalándoles a Fidel Castro.
La diferencia entre Adán y el exilado cubano es que el primero se tuvo que exilar por haber comido –la manzana- y el segundo por no tener qué comer. Adán gozó de una ventaja: como no tenía familia, no tuvo que mandar «money orders» ni paquetes a su tierra después. Además, pese a que fue el primero que llegó al exilio, tuvo la suerte de que no había nadie que le gritara esbirro.
En la antigua historia bíblica la serpiente fue la primera comunista y Eva la primera a quien le lavaron el cerebro. También, como Adán, el cubano llegó al exilio con una mano delante y otra atrás.
Continuando con las comparaciones bíblicas puede decirse que Noé fue el primer exiliado que salió en bote. Por su parte nos parece que Herodes fue el que levantó ese letrerito que tanto hemos visto aquí en las casas de apartamentos: «No children». Hay, sin embargo, un error en la Biblia que respetuosamente es preciso señalar y que hemos venido a descubrir los cubanos con la Revolución: Caín estaba también en el Paraíso.
Los cubanos no somos los únicos exiliados de la época. Hay también exiliados rusos, checos, polacos, españoles, alemanes, chinos, judíos. Los cosmonautas parecen exiliados del planeta que pudieron regresar. Los viajes al espacio exterior son los síntomas de esta época en la cual parece que no se puede vivir en ninguna parte. Los bailes son también reveladores. Observen que los que bailan los bailes modernos se mueven mucho, pero no salen del mismo sitio. Es curioso que entre las 25 corporaciones más poderosas del mundo la mayoría sea productora o vendedora de vehículos y gasolina en una época donde parece que no vamos a ninguna parte. Yo dije una vez que el que conduce un auto es un señor que quiere llegar primero, pero no sabe a dónde ni por qué.
Estados Unidos es como la meca de los exiliados del mundo. Este es un país formado prácticamente por extranjeros. Aquí la mayoría está compuesta de varias minorías. Infortunadamente existe una de esas minorías cuyo propósito es odiar a las demás minorías. Son los que llaman «bigots», los que tienen perjuicios raciales, nacionalistas o religiosos. Incidentalmente, los judíos son los únicos que se han podido refugiar en su propia tierra. Y los indios de aquí están desterrados de su propio país.
El exilio es un viaje absurdo que se hace para conseguir el pasaje de vuelta que a veces no llega nunca.
Los cubanos estamos tan divididos que unos se llaman a sí mismos «exilados» y otros «exiliados». Los exiliados cubanos han creado en Miami, juntando sus pobrezas, bastante riqueza. Allí están los comercios y las industrias de los exiliados. Y la enorme cantidad de profesionales de todas clases que han sido una bendición para este país, no sólo para sus compatriotas.
En este país se nos ha ayudado mucho, hay que reconocerlo así, pero se lo hemos pagado con nuestra creatividad y progreso. Y si los E.U. tienen una deuda con nosotros por motivos históricos –como una vez reconoció un Libro Blanco- se la hemos hecho pagar regalándoles a Fidel Castro.
Álvaro de Villa (Rolando Álvarez),
de su libro «Con ton y Son», 1974
recopilación de crónicas en el Diario «Las Américas»
Ilustración: Silvio Fontanillas
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