En el año de su Centenario,
De cómo
comenzó
el Colegio
Teresiano de Camagüey
A partir de la creación de la Orden de las
Madres Teresianas (STJ), por San Enrique de Ossó, comenzaron las primeras fundaciones: España, Portugal, África, y
en el año 1886 pasaron a América, radicándose en Puebla de los Ángeles, México.
Allí rápidamente se propagó la Compañía, hasta que con la
revolución mexicana y la toma de posesión de Madero como presidente en
1910, empezaron las persecuciones religiosas que llegaron a un punto en que se
hizo necesario trasladar las monjas a otros países, entre ellos Cuba. Así, el
19 de noviembre de 1914 arribaron al puerto habanero las primeras exiliadas de
la orden Teresiana.
A su llegada solicitaron licencia para instalarse, dándoles su
aprobación el obispo Mejía. Encontraron una casa, se mudaron allí y
comenzaron las gestiones para continuar estableciéndose por toda la Isla.
Ya corría el año 1915 cuando en el mes de agosto se dirigieron a
Camagüey y entregaron su petición al recién designado (25 de mayo de 1914) y
primer obispo de la diócesis de Camagüey (10 de diciembre de 1912), Fray
Valentín Zubizarreta y Unamunzaga (Carmelita Descalzo), gestiones que
culminaron el 14 del mismo mes. Ello les permitió volver a La Habana a buscar a
las monjas que allí se encontraban y regresar a Camagüey a recoger el documento
oficial autorizando la fundación (8 de septiembre de 1915), firmado por el
Obispo, el cual, seguramente preocupado y deseando que progresara la educación,
rápidamente había dado su anuencia.
Los inicios
Al principio, -¡cómo no!-, estuvieron muy pobres, pero siempre
felices y trabajando con todo ahínco en bien de sus niños…
Las madres fundadoras fueron: La Superiora, M. Elena Hernández
(provenía de Mérida, Yucatán) y las MM. Adela Telo, Ángela Jardí y Dolores
Claramonte, (3 de febrero de 1904, Zamora, México, y fundadora por segunda vez).
Posteriormente la M. Dolores Claramonte fue
declarada Hija Adoptiva de Camagüey el 13 de febrero de 1954, pocos
meses antes de su muerte.
El curso comenzó el 1 de octubre de 1915 y la primera alumna fue
Ena Galán Sariol. Otras alumnas de esa primerísima promoción lo fueron: Sacramento Valduesa, Mercedes
Martínez, Gloria Martínez, María Guerrero, América Escobar, Mercedes Bové,
Estela Agramonte y Virginia Agramonte (estas dos últimas eran nietas del
patricio camagüeyano Ignacio Agramonte).
«Éramos diez o quince cuando comenzamos
en la calle Estrada Palma 32A (hoy 190-192), entre Avellaneda y Domingo
Castillo…», declaró una de las integrantes de aquel afortunado grupo:
América Escobar.
La casa, perteneciente a Cesáreo Medrano y localizada en muy
céntrico lugar, resultaba sin embargo demasiado pequeña. Por lo que todo parece indicar que se habían ubicado allí
durante unos meses hasta que la casa de Padre Valencia número 7 (hoy 8) estuvo acondicionada
para establecerse en ella.
La primera referencia que aparece en el Archivo Histórico
Provincial como solicitud de modificación de la casa cita en Padre Valencia
número 7, lleva fecha 19 de abril de 1916 y está firmada por Elena Hernández, Superiora.
Dicha casa pertenecía al Obispado de Camagüey y había sido adquirida mediante
compraventa por el obispo Zubizarreta el 20 de enero de 1916. (Dirección
Municipal de la Vivienda, T-343 F 130V-132-132V, T-495 F 90V, T-508 F
44-44V, Osvaldo Izquierdo Michel, Protocolo notarial T-2 escritura 290, y
Archivo Histórico Provincial, legajo 214, número 11)
Relataba Hortensia Estrada González (exalumna), que era muy niña
al empezar en el colegio y que en aquellos primeros años había muchas niñas,
aunque no varones. Éstos vinieron después, como su hermano Rodolfo. Y continuaba
Hortensia: « …había niñas pudientes y
otras que para sufragar sus estudios realizaban labores como servir la mesa,
limpiar, etc…».
Hortensia estudiaba también piano en el Conservatorio Rafols y
hablaba con mucho amor de la M. Filomena
(Filomena Jordá, 4º grado), de la M. Justa (Justa García, 3er. grado), de
la M. Dolores (Dolores Claramonte, bordado y pintura), de la M. Dolores
Carcañón (música), de la M. Dolores Mejías, «la niña linda, muy
joven, siempre de carrerita» y de la hermana Manuela en la portería.”
De esta última hablaba también América
Escobar: «… era muy alegre y cocinaba riquísimo, me enseñó a hacer un plato
que además servía para adornar la mesa, que se llamaba “nido de pájaros”».
NOTAS:
tomado del trabajo recopilado en Camagüey por Daisy Lorenzo Martorell (Exalumna teresiana, Licenciada en Química. Laica de la Comunidad de La Merced), y publicado en la revista “Enfoque”, de la Diócesis de Camagüey, Abril-Junio 1998, Año XVIII – Nº 62.
tomado del trabajo recopilado en Camagüey por Daisy Lorenzo Martorell (Exalumna teresiana, Licenciada en Química. Laica de la Comunidad de La Merced), y publicado en la revista “Enfoque”, de la Diócesis de Camagüey, Abril-Junio 1998, Año XVIII – Nº 62.
La foto de la ilustración corresponde al teatro
"El Fénix" en el año 1909. Pertenecía por entonces a la Sociedad
Popular de Santa Cecilia. Luego fue vendido a las MM. Teresianas y estuvo en
uso por el colegio Teresiano hasta 1950, en que se acometió la construcción de
nuevas aulas y dormitorios, y un espacioso salón de actos.
El colegio Teresiano de Camagüey, al igual que
todos los colegios religiosos de Cuba, fue cerrado en 1961 por el gobierno de Fidel
Castro, y su edificio confiscado. Como
les había sucedido a las MM.Teresianas en 1910 cuando tuvieron que abandonar
México a causa de la persecución religiosa, las Madres que se asentaron en Cuba
y educaron a varias generaciones de niñas y jóvenes, también se vieron
obligadas a abandonar el país al prohibirse en nuestra patria los colegios privados y la educación
religiosa.
Me gusta que hayas puesto este comentario, así todas las exalumnas que se interesen pueden conocer nuestros orígenes.
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